Capítulo 37: 'Eres tan... dulce y atrevida al mismo tiempo...'
Sara salió del ascensor después de estar todo el trayecto mirándose en el espejo. Iba con una falda de cuero y un top rosa, combinados con unos tacones negros. Encima, se había puesto una chaqueta, y se la cerró, para no pasar frío, ya que hacía bastante aire. Habían quedado para celebrar juntos que Auryn quedara en segundo lugar en "Destino Eurovisión". Salió al exterior, y cruzó a la acera de enfrente, donde, en el parque, la esperaría Carlos. Fue entonces cuando le vio. Comenzó a andar deprisa hasta él, para saludarlo, pero lo vio abrazando a una chica rubia. Sara paró en seco. Ambos se separaron, y hablaron. La chica sonrió.
A Sara comenzaron a llorarle los ojos, pero se armó de valor y se acercó a él.
-¿Qué? -preguntó Sara- ¿Te ponen las rubias, o qué?
-Sara, no lo entiendes...
-¡Cállate! -gritó Sara dándole un bofetón en la cara- ¡Eres un imbécil!
Sara echó a andar en dirección a su casa, sin mirar atrás.
Carlos miró a Alba buscando comprensión.
-Ve tras ella, anda -le dijo.
-Gracias, Alba -sonrió él.
-¡Sara! ¡Sara, espera! -gritaba Carlos.
La chica ya había llegado a su portal, y buscaba las llaves en su bolso.
-¡Sara!
El chico la alcanzó, pero Sara ya había abierto la puerta y se había colado dentro. Por suerte, Carlos pudo sujetar la puerta y entrar.
-Sara, espera, por favor. -pidió él- Déjame explicarte.
-¿El qué narices me vas a explicar? -preguntó ella- No quiero saber nada, ¿vale? No tienes que darme explicaciones. Esa rubia te gusta más y punto. -dijo ella- Sólo dime una cosa, ¿qué tiene ella que no tenga yo? -preguntó entrando en el ascensor. Carlos la siguió y entró con ella.
-Alba es mi mejor amiga, ¿vale? -soltó Carlos- Le había pedido consejo para que lo pasaras bien esta noche en la cena, pero veo que ha sido una mala idea. No hay nada entre nosotros, Sara. Sólo amistad.
Sara comenzó a llorar.
-Ey, ¿qué pasa? -preguntó Carlos, secándole una lágrima.
-No sé qué tengo para que estés conmigo.
-Ya te lo dije una vez, ¿recuerdas? -se mantuvo callado- Eres tan... dulce y atrevida al mismo tiempo. -recordó.
-No soy atrevida -dijo ella.
-¿Ah, no? -Carlos sonrió, se acercó a su oreja y le susurró- Yo creo que sí.
Comenzó a besarla, y Sara se estremeció.
-Carlos, para. -le dijo ella.
Carlos se alejó un poco de Sara. Se miraron a los ojos.
-¿Me quieres? -preguntó ella.
Carlos se acercó a ella y la besó con dulzura.
-Más que a nada en el mundo.
Daniela bajó las escaleras del bar, y se encontró a David en la puerta, esperándola.
-Daniela, ven un momento -le pidió su abuela.
Daniela se acercó a su abuela, y estuvieron hablando durante poco tiempo. Mientras tanto, Irene, la madre de Daniela, aprovechó para acercarse a David.
-Hijo, cierra la boca, que se te va a colar algo -bromeó. David sonrió.
-¿Cómo está, señora? -preguntó.
-Bien. Pero trátame de tú, que sólo tengo treinta años -rió.
-Está bien, como quieras -sonrió.
-¿Está guapa mi hija, verdad?
-Es guapa -dijo recalcando el 'es'.
-Dime una cosa: ¿La quieres de verdad, o sólo estás con ella por estar con alguien?
-La quiero muchísimo. -respondió David, mirando a Daniela- Cuando la veo... Es como si el mundo fuera perfecto, como si estuviéramos ella y yo sólos, sin nadie más. -dijo- Si le pasara algo por mi culpa, no me lo perdonaría en la vida.
Irene sonrió.
-Cuídala, ¿vale? -le pidió Irene- Es su primera relación seria, y quiere que dure.
-Lo haré, no se preocupe.
Daniela vino, luciendo un preciosísimo vestido de encaje.
-Adiós, mamá, no me esperes despierta, ¿vale?
Irene sonrió y asintió.
-Adiós. Pasadlo bien. Y, Daniela, no comas mucho.
Daniela asintió, y David se sonrojó. Salieron juntos del local.
-¿Qué? -preguntó Daniela al darse cuenta de la expresión de su chico.
-Estábais hablando las dos y he pensado mal... -dijo él.
-¡David, eres un cerdo! -bromeó Daniela dándole un golpe en el hombro.
-Anda que no te gusta a ti ese tema, ¿eh? -preguntó.
-Anda que... -dijo ocultando una sonrisa.
David se acercó a su oído y le susurró con voz traviesa:
-Ya me suplicarás, guapa.
Se alejó de su oído y le guiñó un ojo.
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