Capítulo 30: 'Mírame, ¿vale?'
Blas llegó corriendo a casa de Vanessa, tocó el timbre, pero nadie le abrió. Comenzó a darle golpes a la puerta, y también a gritar.
A Vanessa la despertaron unos fuertes golpes. Abrió los ojos, y vio un charco de sangre a su lado. Se asustó bastante, y se tocó la cabeza. Notó algo líquido y miró su mano. Vio sangre.
-¡Vanessa! ¡Abre! -gritaba alguien desde fuera pegando en al puerta.- ¡Vanessa, joder! ¡Ábreme o tiro la puerta abajo!
Vanessa, asustada, se levantó como pudo, y abrió. Nada más verla, Blas se lanzó sobre ella y le dio un fuerte abrazo.
-Vanessa, Dios mío, ¿qué te ha hecho ese tío? -preguntó Blas.
-Yo... Yo... -Vanessa iba a explicar todo lo que había pasado: que Fernando había aparecido en su casa y comenzó a pegarle cuando se enteró de que Blas había estado aquí. Intentó explicarlo, pero se desmayó y cayó al suelo.
-¡Vanessa! -gritó Blas- ¡Vanessa, despierta, joder! Vanessa, por favor.
Se levantó con furia, fue hacia el teléfono y llamó a una ambulancia. Dijeron que tardaría unos diez minutos, y le advirtieron que no moviera el cuerpo de la chica. Él asintió, colgó el teléfono y volvió hacia Vanessa, que seguía tumbada en el suelo.
-Preciosa, ¿te vas a quedar aquí a dormir? -le preguntó David a Daniela.
-¿No te importa? -preguntó ella.
-Pero, ¿cómo me va a importar, por favor? -dijo David acercándose a ella- Si pudiera, pasaría cada segundo a tu lado. -susurró.
-Y yo también -dijo ella.
David cogió su mano con delicadeza, y comenzó a besarle los nudillos.
-Te amo -decía él.
Daniela mantenía la cabeza agachada.
-Tú -dijo David con delicadeza-, mírame.
Le sujetó la barbilla y levantó la cabeza.
-Te amo. -volvió a decir él- ¿Y tú, me amas a mí?
-Amarte es poco -susurró ella.
David sonrió, y se acercó a ella lentamente para darle un beso, pero en ese instante sonó un teléfono móvil.
-Es el mío -dijo Daniela-, lo siento.
Daniela fue hacia la mesita de noche, donde estaba su bolso. Rebuscó en él y encontró su móvil.
-¿Sí? ¿Quién es? -preguntó ella.
-Daniela, soy Sara -hablaba muy rápido.
-Ah, hola, Sara, que...
-Blas se ha encontrado a Vanessa tirada en el suelo sangrando, ha llamado a una ambulancia, hay que ir al hospital. -dijo todo lo rápido que le permitían sus palabras.
-¡¿Qué?! -exclamó Daniela con los ojos llenos de lágrimas y llevándose la mano a la boca.
-Pues eso, voy camino del hospital, no tardes, por favor.
-Pero, ¿cómo está?
-Daniela, no tengo tiempo. Como me vea la policía hablando por el móvil mientras conduzco, me cae una multa. Tienes que darte prisa, joder.
Dicho esto, Sara colgó el teléfono, y a Daniela se le resbaló el suyo de las manos.
-Princesa, ¿qué pasa? -preguntó David andando rápidamente hacia ella y sujetándole los brazos.
Ella se giró y se apoyó en el pecho de David. Ahí comenzó a llorar.
-Vanessa.... Ha aparecido en el suelo... De su casa sangrando... Ha llamado a una ambulancia... -decía entre sollozos.- Está en el hospital -dicho esto, rompió a llorar.
David la estrechó entre sus brazos pese a no haber entendido nada.
-A ver, princesa, mírame, ¿vale? -dijo sujetándole la barbilla y levantándola- Mírame, ¿vale?
Daniela levantó la cabeza, y se fijó en los ojos marrones de su chico.
-Eso es, muy bien -decía él susurrando.- Tranquilízate, ¿vale?
Daniela seguía sollozando, pero se tranquilizó un poco más.
-¿Qué ha pasado? -preguntó David.
-Yo... Yo... Vanessa.... -rompió a llorar otra vez.
-Shhhh. A ver, Daniela, tranquila, ¿vale? Mírame -susurró él-, mírame, ¿vale? -repitió.
Daniela asintió y subió la cabeza.
-¿Qué ha pasado? -preguntó David.
Daniela respiró hondo, y contó todo lo sucedido. A David le impactó, pero intentó no perder la calma. Daniela necesitaba tranquilidad, y si en él también cundía el pánico, Daniela se pondría más nerviosa.
-Entonces, ¿vamos al hospital, no? -preguntó David, al fin.
-Sí...
-Tendrás que conducir...
-Lo sé, lo haré con cuidado -susurró ella.
-No pienses en eso, ¿vale? -le dijo él- Piensa en algo agradable.
Daniela asintió y se secó las lágrimas.
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