Capítulo 11: 'Porque le quiero'
Vanessa y Fernando se quedaron en la fiesta. Ella le había perdonado, como siempre, y él ha vuelto a prometer que no le pondrá la mano encima nunca.
-¿Te gusta mi vestido? -preguntó ella, emocionada. Había escogido un vestido blanco. Era su color favorito.
-No mucho. -respondió él- Con ese color se te puede transparentar el cuerpo.
-Pensé que te gustaría -repuso ella.
-La verdad es que no -dijo él- Te quiero sólo para mí, ya sabes.
Vanessa se apartó con dureza, y subió a la planta de arriba.
Por otro lado, Sara bailó la mayoría de la noche con un chico rubio, se llamaba Carlos, y era de Alicante. Le pareció bastante atractivo, pero tampoco para llegar a salir con él. Además, vivía muy lejos, y las relaciones en la distancia no eran lo suyo. Se enamoraba con facilidad.
-Vaya, bailas muy bien -la elogió el chico.
-Gracias -sonrió ella- ¿Tú no bailas?
-No se me da muy bien... -rió.
-¿Y qué se te da bien? -preguntó ella con curiosidad.
-Hacer reír a la gente, cantar...
-¡A lo mejor vas para cantante cómico! -exclamo ella, divertida.
A Carlos le hizo gracia su comentario, y se estuvieron riendo toda la noche cada vez que uno de los dos pensaba en eso. Lo que Sara no sabía, era que Carlos decía en serio lo de cantar.
Mientras, Vanessa estaba en la planta de arriba, quería ir al baño, pero estaba ocupado. Se apoyó en la pared y comenzó a llorar. ¿Por qué se tenía que haber enamorado de un chico que la pegaba? Recordó todos los momentos que había pasado con él: Cómo lo conoció en una fiesta, como hablaban siempre, cómo le mandaba un mensaje cada noche preguntándole lo que había hecho durante el día... Era muy atento, y eso a Vanessa le encantaba en un hombre, quizás debería perdonarlo. También recordó lo que le dijo Sara, su amiga: debe olvidarse de él, le hace sufrir mucho, y lo mejor es que se olvide de él.
La puerta del baño se abrió, y salió un chico morenito de ojos azules, la vio llorando, y se acercó a ella.
-Eh, ¿qué te pasa? -le preguntó él.
Vanessa se secó las lágrimas y respondió:
-Nada, no te preocupes.
-Sí me preocupo. Una chica tan guapa no tiene por qué llorar. Venga, dime, ¿qué te pasa? -insistió.
-No te preocupes, en serio -dijo ella- No te conozco de nada, y no tienes por qué preocuparte por alguien que ni conocías.
-Me llamo Blas, nací el veintiséis de octubre, tengo dieciocho años, y mi color favorito es el blanco -le dijo- Hala, ya me conoces. ¿Y tú eres...?
Vanessa suspiró, y debido a la insistencia del chico, contó algo de ella.
-Me llamo Vanessa, nací el veintiuno de Abril, y tengo veinte años.
-¿Y tu color favorito? -preguntó él, interesado.
Vanessa se quedó callada, miró hacia el suelo y sonrió.
-Venga, dímelo -rió él.
-El blanco. -sonrió.
-¡Te has copiado, mala persona! -exclamó él, divertido.
Obviamente, lo que él quería, era hacerla reír, y lo ha conseguido.
-A lo mejor te has copiado tú de mí, yo soy más mayor -rió ella.
-No creo, ¿eh? -dijo- Bueno, ¿me dirás lo que te pasa, Vanessa?
-Nada, es solo que... me he peleado con mi novio -dijo al fin.
-¿Y eso? -preguntó extrañado.
-No sé -dijo encogiéndose de hombros- Me controla mucho. Yo quiero un novio atento pero que respete mi espacio, y eso él no lo hace.
-¿Y por qué no terminas con él? Creo que eso sería lo mejor.
Vanessa suspiró. Todos le decían lo mismo: Que acabara con él, que sólo le ha hecho daño, que le ha hecho apartarse de su familia. Su familia... Hace un año que no sabe nada de sus padres.
-Porque le quiero -dijo con la voz rota.
El chico suspiró y le dio un abrazo.
-No dejes que nadie te haga llorar, eres perfecta. Cualquier chico querría estar contigo, créeme. -dijo.
Vanessa se secó las lágrimas y sonrió tristemente.
-Gracias.
-De nada. -dijo él.
-¿Cuál es tu apellido? -preguntó ella.
-Cantó. Blas Cantó. -confirmó- ¿Tienes tuenti?
-Sí -dijo ella.
-Pues mándame una petición de amistad, ¿vale? -dijo guiñándole un ojo.
-Sí, lo haré. -sonrió- Esto... Blas.
Él se giró, ya que estaba dispuesto a bajar las escaleras.
-Gracias -dijo ella.
-Nada. -sonrió él- Sonríe, que tienes una sonrisa preciosa.
Vanessa sonrió, y Blas se giró y comenzó a bajar las escaleras, se chocó con un chico alto.
-Perdón -se disculpó Blas.
-¿Estabas ligando con mi novia? -preguntó el otro chico.
-¿Qué? No, solo estaba mal, y la he consolado -dijo él, a la defensiva.
-Procura que sea eso, porque como te hayas liado con ella, o...
-Eh, tranquilo, ¿vale? Que no ha pasado nada -le dijo Blas bajando las escaleras.
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