viernes, 27 de diciembre de 2013

Capítulo 8: '¿Me concede este baile, señorita?'

Capítulo 8: '¿Me concede este baile, señorita?'

David y Daniela ya habían quedado otras veces anteriormente, y se caían muy bien. Se podría decir que, incluso, eran mejores amigos, pero Daniela sentía algo más por él, y tenía miedo de que él no sintiera lo mismo por ella y perderlo para siempre. Esa tarde, Daniela y David habían quedado en su casa para escuchar la maqueta de este, que encantó a Daniela e incluso lloró con una canción. Después, se habían dirigido a la fiesta de su amigo Carlos.
-Hay mucha gente, ¿no? -preguntó Daniela nada más entrar en la fiesta, alzando un poco la voz.
-Sí -coincidió él.- Pero así lo pasaremos mejor, ¿no crees?
-Sí, supongo.
A David le encantaba estar de fiesta, al contrario que Daniela. Él prefería una discoteca; ella, un chocolate caliente, un buen libro romántico, y una mantita. Daniela fue presentada por David a casi todo el mundo. Bailaron juntos casi todas las canciones. La mayoría eran pinchadas en gran parte de las discotecas de Madrid. Como dicen, después de la tempestad, viene la calma, y el DJ pinchó una canción lenta.
-¿Me concede este baile, señorita? -bromeó David tendiéndole la mano a la chica mientras hacía una reverencia.
Daniela rió y le dio su mano. David la acercó a ella y le pasó la mano por la cintura, quizás puso su mano demasiado baja. Daniela se sintió un poco incómoda, ¿o serían nervios? Lo importante era que David lo notó, y subió las manos hasta la altura de la cintura. Daniela agradeció aquel gesto con una sonrisa.
-Lo siento, pero bailo de pena -dijo David.
-No te preocupes -sonrió ella.
Un mechón del pelo de Daniela se salió de su sitio. Entonces, David levantó una mano y lo puso detrás de la oreja mientras se miraban a los ojos. El chico se fue inclinando poco a poco hacia los labios de Daniela, hasta que los probó. Eran cálidos y carnosos. Para Daniela fue, quizás, el mejor beso que podrá tener en toda su vida, el del chico que le había hecho sentir algo especial. Para David, fue un beso con remordimiento. El remordimiento de amarla y que ella no sintiera lo mismo. El remordimiento de que su amistad se fuera a la mierda.
-Lo siento -se disculpó él, nada más apartarse.
-No -la chica negó, y cogió la cara de David, se volvieron a besar.- Te quiero -susurró.- Sé que no sentirás lo mismo por mí, pero debía decírtelo, lo siento.
Dicho esto, Daniela se marchó y comenzó a llorar. La había cagado como nadie. Seguramente, él ya no querría saber nada más de ella. Fue entonces cuando se tropezó con un chico que había estado observando la escena.
-Lo siento -se disculpó- No te había visto.
-¿Estás llorando? -le preguntó el chico- ¿Qué te pasa? ¿Te ha hecho algo ese chico?
Al momento llegó una chica, traía consigo dos bebidas.
-¿Qué le pasa, Álvaro? -preguntó ella.
-No lo sé -le dijo- Se ha tropezado conmigo.
Nerea, la chica, soltó la bebidas en una mesa y le indicó a su chico que se fuera. A él se le ocurrió la brillante idea de irse a hablar con el chico moreno con el que había estado hablando la chica que se tropezó con él.
Mientras tanto, Nerea se quedó consolando a la chica después de que esta le hubiera contado todo lo que había sucedido.
-Tengo miedo de que no quiera volver a verme -sollozó Daniela.
-A ver, cariño, no tienes que tener miedo de que no vuelva a querer verte -le dijo- Tenías que lanzarte sí o sí, y si no quiere verte, chapó por él. Él se lo perderá, cielo. -le dijo- Mira, mi novio ha ido a hablar con él, y seguro que todo esto se soluciona. ¿Vale? -Daniela asintió y se secó las lágrimas.- Anda, no me llores más.
-Muchas gracias, eh... -comenzó a decir Daniela.
-Nerea -respondió con una sonrisa- Y tú eres...
-Daniela. -sonrió.
-Encantada, Daniela. Bueno, mi novio se llama Álvaro.
-Mi amigo, David. -respondió ella- Bueno, me gustaría que fuera algo más que un amigo, pero...

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