jueves, 26 de diciembre de 2013
Capítulo 7: 'Te amo, prométeme que no lo olvidarás'
Capítulo 7: 'Te amo, prométeme que no lo olvidarás'
Álvaro terminó de abrocharse el último botón de su camisa cuando recibió una llamada de su chica, Nerea. Estaba abajo esperándole. Se miró en el espejo, se retocó el peinado, y cogió su chaqueta. Iba a ir a una fiesta. La organizó un amigo suyo de Madrid. Álvaro siempre ha vivido en Alcalá de Henares, un pequeño pueblo de Madrid, donde ha recibido mucho cariño. Eso sí, al ser un pueblo pequeño, tiene que irse a la capital para trabajar en lo que más le gusta, el teatro.
Se despidió de su madre dándole un beso, y avisándole de que no iba a volver para la cena. Bajó hasta la planta de abajo, donde saludó a su chica con un beso en los labios.
-Me gusta cómo vienes hoy -le dijo.
-Tú también estás muy guapo -se sonrojó ella.
Llevaban sólo tres meses juntos, lo suficiente como para darse cuenta de que eran indispensables el uno para el otro. Se querían, se amaban, se necesitaban.
-¿Has traído el coche, no? -preguntó Álvaro.
-No, me he traído los patines -bromeó ella.
-Qué graciosa eres, ¿no? -dijo él- Pues me he enfadado. -dijo echando a andar más deprisa.
-Ay, no te enfades, Alvarito -dijo ella, cogiéndole del brazo- ¿Qué tengo que hacer para que me perdones? -dijo alcanzándole.
Él se paró en seco, fijó su mirada en los ojos castaños de ella, y le susurró:
-Bésame.
La chica se inclinó hacia delante y lo besó. Álvaro sonrió, y Nerea lo notó. Ambos se apartaron al mismo tiempo.
-¿Ves con la facilidad que me haces feliz? -preguntó él- Te amo -susurró.
-Y yo a ti -dijo ella.- Gira. -ordenó- En esta calle tengo aparcado el coche.
Apoyó la cabeza en el hombro de Álvaro, y fueron así hasta llegar al coche. La chica se sentó en el asiento del conductor, y Álvaro en el de copiloto. Él no sabe conducir, todavía no se ha sacado el carnet. Se lo ha pedido a su madre, él era el único en teatro que no tenía carnet de conducir, pero su madre se lo ha negado. Ella siempre le decía que se lo tenía que ganar con su dinero. Álvaro lleva tiempo ahorrando, pero el transporte desde Alcalá de Henares hasta Madrid es muy caro.
-Indícame por dónde se va -le pide la chica a Álvaro.
-Vale -responde él.
Durante el camino, hablan de varias cosas. Desde lo que harán en agosto, hasta lo que estudiarán cuando empiece la época de ir a la universidad, ya que ambos cumplirían en octubre veinte años.
-Creo que seguiré con teatro -comentó Álvaro.
-Yo iré a estudiar magisterio infantil -dijo ella.
Estuvieron el resto del camino sin hablar, tendrían menos tiempo para verse entre semana y menos todavía para quedar los fines de semana. Era duro para ellos como pareja. Se amaban, lo sabían, pero la distancia juega malas pasadas. En un semáforo en rojo, Álvaro miró a Nerea, le cogió la barbilla y la besó.
-Te amo -susurró él- Prométeme que no lo olvidarás.
-Te lo prometo -sonrió ella tristemente.
Ambos eran conscientes de lo que pasaría si empezaban una carrera universitaria, y ambos sabían lo que pasaría si Álvaro llegara alguna vez a cumplir su sueño de ser actor o cantante: lo pasarían fatal y, probablemente, tendrían que separarse. Y eso no lo quería ninguno de los dos.
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