viernes, 31 de enero de 2014

Capítulo 29: '¿Y esto?'

Capítulo 29: '¿Y esto?'

Vanessa siguió llorando, lloró todo lo que pudo, no le quedaban fuerzas para seguir con esto. Con todo lo que estaba pasando. Fue a la cocina, abrió el cajón y cogió un cuchillo. Se lo puso en la muñeca, con la hoja volcada, la presionó fuertemente, y en ese momento recordó cuando ella y Blas prepararon juntos las lentejas. Recordó cuando ella le gritó, pero pese a todo, él siguió ahí, ayudándola en lo que necesitara. Empezó a presionarlo, pero esta vez, con la hoja en dirección a sus venas. Apretó los dientes y comenzó a llorar, pero de rabia. ¿Iba a dejar, acaso, que un hombre decidiera sobre su vida? Se apartó el cuchillo rápidamente, fue al baño a curarse la herida y sonó el timbre. ¿Quién sería ahora? Fue corriendo a abrir, esta vez lo hizo sin mirar, y se sorprendió al ver a Fernando.
-¿Qué? ¿Ya ha venido el mariconazo ese, no? -dijo él refiriéndose a Blas.- Es un capullo de mierda. Déjame pasar -ordenó.
-No -dijo Vanessa, firme.
-¿Cómo que no? -preguntó él- Señorita, me vas a dejar pasar, o si no, ya sabes lo que pasará.
-Te prohíbo que te acerques a nosotros. -ordenó ella- Quiero que nos dejes en paz.
-Uh, los humitos se te han subido a la cabeza, ¿no? -dijo él- Anda, quita -dijo apartándola bruscamente.
Vanessa no tuvo más remedio que dejarle pasar, él no tardó nada en ver su herida en la muñeca.
-¿Y esto? -preguntó él, quitándole la venda de la mueca y apretándola fuerte.
-Fernando, para, me haces daño -dijo como pudo.
Él sonrió.
-Ah, ¿sí? Parece que ya no eres tan fuerte como antes, ¿eh? -le apretó más la muñeca, y ella soltó un pequeño gemido. Después la empujó muy fuerte y cayó al suelo, dándose un golpe fuerte en la nuca con la pared.
Él acudió a ella, y le levantó la cabeza. Tenía sangre. Fernando se dio cuenta del lío en el que se había metido, y decidió aprovecharlo para asustar a Blas, y que no se acercara a su chica.
Aprovechó la sangre de la muñeca de la chica y escribió en la pared: 'Esto es lo que pasa por tus estúpidos jueguecitos de niño enamorado. Aléjate de ella.' Después, usó el teléfono de Vanessa y llamó a Blas.
-¿Quién es? -preguntó el chico de ojos azules por teléfono.
-Eso no importa. -respondió Fernando, rápidamente- Lo que importa es que estoy en casa de Vanessa, y se ha hecho daño, está sangrando.
-¡¿Qué?! -exclamó él- ¿Quién coño eres y que haces allí?
-Prueba -dijo Fernando.
-Fernando.... ¡Eres un capullo! ¡Cuando te vea, te voy a reventar la cara, cabrón de mierda! -gritó él.
-Tú sigue diciendo eso, mientras, Vanessa está aquí desangrándose...
-¡Gilipollas, llama a una ambulancia! -gritó Blas.
-Lo siento, soy gilipollas, no sé cómo se hace eso... -rió él.
-Fernando, eres un....
Fernando colgó antes de que Blas terminara de decir la frase y salió de casa, dejando tirada en el suelo a Vanessa.

sábado, 25 de enero de 2014

Capítulo 28: 'Yo... te quiero'

¡Hola, chicas! Bueno, como he dicho, me encuentro un poco mal. Me duele la cabeza y la garganta, así que si no subo capítulo, no os extrañéis. Me he tomado una pastilla, y se me ha pasado el dolor de cabeza, así que he podido escribir este capítulo. Gracias a todas por leer y por vuestra comprensión. Os quiero muchísimo, no lo olvidéis :)

Capítulo 28: 'Yo... te quiero'

Vanessa se despertó abriendo los ojos. Miró el reloj de la mesilla de noche y vio que eran las tres y media de la tarde. Intentó recordar qué hacía en el suelo, y a su mente vino todo lo sucedido con Fernando. A las dos había quedado con Blas para almorzar. Miró su móvil. Tenía diez llamadas perdidas de él y siete mensajes de texto. Comenzó a leer los mensajes:

'Vanessa, hoy habíamos quedado a las dos para almorzar juntos, ¿lo recuerdas?'

'Si no puedes venir, no pasa nada'

'¿Te has enfadado conmigo? ¿Por qué no me coges el teléfono?'

'¿Vas a venir, o no? Me estoy congelando aquí'

¿Ha pasado algo? Me estoy preocupando.

'Me quedaré esperando hasta las tres, si no vienes, me voy a mi casa. Llámame cuando veas el mensaje'

Éste último mensaje lo envió a las tres menos cuarto, y el último, lo envió hace diez minutos:

'De acuerdo, me estoy preocupando de verdad. Voy para tu casa. Estaré allí en diez minutos más o menos.'

Al ver este último mensaje, se alarmó. No quedaba nada de tiempo. Fue al baño y se lavó la cara. El timbre sonó, y ella fue muy despacio a mirar por la mirilla. Era Blas.
-Vanessa, ¿estás ahí? -preguntó él- Sé que estás ahí, abre, por favor. Vanessa, estoy muy preocupado, abre.
Vanessa apoyó la cabeza en la puerta, y comenzó a llorar en silencio.
-Vanessa, ¿estás llorando? Te estoy oyendo. ¿Qué pasa? -insistió él- Estás enfadada conmigo, vale, pero no llores, háblame por lo menos, para que deje de preocuparme, por favor.
Vanessa tragó saliva y consiguió responder:
-Vete, Blas, no quiero verte.
-¡Vanessa! Abre, por favor, me tienes muy preocupado. ¿Qué te pasa?
-No te quiero ver la cara en toda tu vida, quiero que te vayas -sollozó ella.
-¿Por qué? ¿Qué he hecho?
-¡Que te vayas! -gritó ella.
Blas comenzó a llorar.
-¿Por qué? Vanessa, no me hagas esto, por favor. -Blas suspiró, con lágrimas en los ojos.
-Vete -dijo ella. 
Vanessa se sentó en el suelo. Pensaba que ya no podría estar más tiempo de pie.
-No puedo -dijo él.
-¿Por qué? Te odio -dijo ella, con lágrimas en los ojos y voz quebrada.
A la chica, estas palabras le dolieron, al igual que al chico, que rompió a llorar.
-Vete -insistió ella.
Le dolía decir eso, pero lo que menos quería, era perderlo a él para siempre, así que prefirió apartarlo de ella. Al menos, durante un tiempo.
-No te quiero volver a ver nunca.
-De acuerdo, me iré, pero antes quiero decirte una cosa. -comenzó él.
Vanessa respiró hondo, y se secó las lágrimas como pudo.
Blas también lo hizo. Lo que iba a decir ahora, probablemente destrozaría su amistad para siempre.
-Vanessa... -comenzó él- Yo... te quiero.
Ella volvió a romper a llorar, y el chico salió del edificio.

Capítulo 27: 'Déjame en paz, no me hagas más daño'

Capítulo 27: 'Déjame en paz, no me hagas más daño'

-Hola, princesa -dijo David cogiendo en brazos a Daniela- ¿Cómo estás?
-Mal -respondió ella- El viernes te llamé y no me lo cogiste, me tenías preocupada.
David hizo memoria. El viernes fue cuando tuvieron que ir al hotel de Madrid a hacer la prueba. Tenía que tener el teléfono apagado, por eso no le contestó. Decidió contarle una mentirijilla piadosa.
-Estuve en Granada con mi familia, quería desconectar un poco, lo siento. -dijo él, agachando la cabeza.
-Pues es que me habías preocupado mucho -dijo ella.
-Lo siento.
-Vale, no te preocupes -dijo ella guiñando un ojo.- Y, bueno, ¿Cuáles son los planes para hoy?
-Quedar con los demás, no, seguro -rió él.- Son unos locos -bromeó.
-Sí, la verdad es que no están muy bien de la cabeza -rió Daniela- Ay, ¿podemos ir a tu casa? Es que quiero escuchar otra vez tu maqueta.
-Vale -respondió él- Pero te advierto que no está amueblada.
Daniela rió.
-Estás fatal, David.

Vanessa estaba en el baño, terminando de peinarse y maquillarse. Escuchó su móvil sonar, y fue hacia él. Sabía que podía ser Blas, habían quedado para comer juntos. Al llegar, el móvil dejó de sonar. Miró el número, y era uno desconocido. Pensó que sería el número de una de las pocas cabinas de teléfono que quedan por Madrid. Al rato, el teléfono volvió a sonar, ella lo cogió.
-¿Sí? -preguntó ella.
-Hola, guapa. ¿Sabes quién soy? -preguntó una voz.
Vanessa calló, ¿quién podría ser? La voz le sonaba mucho, pero no lograba identificar de quién era.
-No... ¿Quién eres?
-Pues soy el tío con el que te acostabas, el que te ama más que a nada en el mundo, el que te regalaba flores, soy el tío al que dejaste tirado un puto día por una gilipollez.
-Fernando, déjame en paz, no me hagas más daño. -consiguió decir ella.
-Te recuerdo, preciosa, que sé dónde vives, y como no vuelvas a salir conmigo, mataré al tío ese tan amiguito tuyo, ¿me entiendes?
-Blas... -murmuró ella.
-Exacto, mataré al tal Blas,  y ¿no quieres que eso suceda, no? Porque tú le quieres mucho, ¿verdad?
-Sí... -dijo ella.
-Pues escucha atentamente lo que te voy a decir, porque sólo lo diré una vez: ¿hoy has quedado con él, no? Pues quiero que le dejes tirado, y que no le cojas más el teléfono. Si te habla por tuenti, te llama, o te envía mensajes, no le respondas, o él lo pagará muy caro. Esta noche iré a tu casa, y cenaremos y nos trataremos tan bien como lo hacíamos antes, quiero que todo esto vuelva a ser exactamente como antes. No le cuentes esto a nadie, o el tío ese pagará las consecuencias. ¿Lo has entendido?
-¿Por qué?, Fernando, ¿por qué lo tienes que hacer? -preguntó ella, llorando.
-¡¿Lo has entendido?! -gritó él.
-Sí -murmuró ella.
-Perfecto. Arreglate para esta noche.
Dicho esto, Fernando colgó. Vanessa dejó caer el teléfono, se derrumbó sobre el suelo y comenzó a llorar, con las manos en su rostro.
Su teléfono sonó, ella lo descolgó sin mirar el número, pero no respondió.
-Vanessa. -decía la voz al otro lado- ¿Vanessa, estás ahí? Soy Blas, era para decirte que ya te estoy esperando. No tardes, porfa, que hace mucho frío aquí. Un beso, preciosa, nos vemos.
Blas colgó el teléfono, y Vanessa volvió a romper a llorar. No sabía qué hacer, así que se tumbó en el suelo, y comenzó a llorar hasta que le faltaban fuerzas para hacerlo. Entonces, se quedó dormida.

miércoles, 22 de enero de 2014

Capítulo 26: 'Auryn, os toca'

Capítulo 26: 'Auryn, os toca'

-David, cuéntame algo -le pidió Daniela.
-¿Qué quieres que te cuente?
-No sé. Algo. Me aburro, la tele es un rollo. -dijo ella soltando el mando y acomodándose en el sofá.
-Pues déjamela a mí, que me haría mucha falta -bromeó él. Daniela le miró seria- Vale, mmm, ¿Qué te cuento? Es que no se me ocurre nada.
-¿Cómo le encontrásteis el nombre al grupo? -preguntó ella.
-Pues, mira. -comenzó él- Después de cinco meses, en enero, decidimos que había que buscarle de una vez nombre al grupo, y ponernos algo para conseguir, entonces quedamos un fin de semana, y todos llevábamos muchos nombres.
-¿Como cuáles?
-No me acuerdo ya, pero eran muy ridículos, te lo aseguro -dijo riéndose- Recuerdo que cada vez que uno decíamos un nombre, nos echábamos a reír y decíamos: 'Pero, ¿cómo nos vamos a llamar así?' Después de dos horas, no conseguimos ningún nombre, así que nos tumbamos y dijimos que el nombre que fuera nos tendría que dar suerte. Entonces Álvaro sacó el tema del libro La Historia Interminable y todos nos miramos al mismo tiempo y dijimos: Áuryn. Y luego, hicimos una fiesta.
-¿Y no me invitásteis? -preguntó Daniela, ofendida.
-Te recuerdo, bebé, que tú estabas con fiebre.
-Es verdad... -dijo ella.- ¿Y ahora, qué?
-¿Cómo que, ahora qué?
-¿Qué es lo que vais a hacer ahora?
-El... -David comenzó a hablar, pero se calló. Recordó que Auryn había hablado de eso y acordaron no decir nada de la audición a Eurovisión que tendría lugar en Madrid el día veintiséis- ¿El lunes te apetecería quedar?
-¿El lunes, qué es?
-Veintinueve -respondió David.
-Sí, vale, pero por la tarde, que por la mañana tengo que ir a la uni.
-Vale.
Irene, la madre de Daniela, entró al salón.
-David, ¿te apetece quedarte a comer hoy aquí? -preguntó.
-No, gracias, no quiero molestar.
-Anda, ¡pero si no molestas! -exclamó Irene.
-No, no, de verdad. -dijo él- Muchas gracias.
-Tú te quedas aquí, como que me llamo Daniela -dijo la chica- Ya ve si te quedas...
David rió.
-¿De verdad, no os importa? -preguntó él.
-Hijo mío, si me importara, no te hubiera invitado. -rió Irene.
-Está bien, me quedaré. Muchísimas gracias, de verdad.



Llegó el día veintiséis. Auryn llegó al hotel de Madrid. Estaban muy nerviosos, había que reconocerlo. Incluso Dani, que era el que más había estado en el mundo del espectáculo, estaba nervioso. Se sentaron en la sala, y esperaron a que los llamaran. Estaban repasando y calentando un poco la voz. Lo habían hablado con Magí Torras, su representante: Si no los escogían, no pasaba nada, irían a otra gala de televisión de las cuatro que había.
-Auryn, os toca -gritó uno de los hombres.
Los cinco se levantaron, las manos de ellos temblaban. David estaba muy nervioso, Álvaro intentó calmarle enseñándole trucos para relajarse, pero no lo conseguía. La mayoría pensaron que no lo iban a lograr, eran de pensamientos negativos, pero ganas no les faltaban, que era lo importante. Entraron a la sala, donde había photocalls de Destino Eurovisión. También estaba el jurado, donde estaba Noemí Galera, que reconoció a Blas y le demostró un cariño muy familiar.
Los demás respiraron tranquilos, y consiguieron relajarse un poco. Como el tiempo se agotaba, escogieron You Left Me Only Words, presentada por Israel en 2010. Después les pidieron dos canciones más, y todos mostraron una cara de asombro, pero aún así, las cantaron.

Fue una sorpresa para todos saber que, habían pasado a la siguiente fase, y que ahora era más probable de que cumplieran su sueño.

domingo, 12 de enero de 2014

Capítulo 25: 'Que el que me gusta eres tú, ¿vale?'

¡Hola! Bueno, como veis, hoy he subido dos capítulos. Pero es que me gustaría tomarme unas vacaciones. Estoy muy cansada, de verdad, y necesito estas mini-vacaciones. No sé cuánto durarán, pero os prometo que os iré informando por twitter. Serán de una o dos semanas, no lo sé, seguro. Quería aprovechar para agradeceros a todas las que leéis mi novela. No esperaba que 'Sueños de auryners' triunfase, la verdad, pero al final todo el esfuerzo ha merecido la pena. Muchísimas gracias por leer, y disfrutad de los dos capis.

Capítulo 25: 'Que el que me gusta eres tú, ¿vale?'

-¡Sara! ¡Sara, espera!
Carlos salió corriendo de casa de Blas sin despedirse de sus amigos. ¿Qué le habría pasado a Sara?
Fue corriendo tras eslla, y consiguió meterse en el ascensor antes de que se cerraran las puertas.
-Joder, Sara, ¿qué te pasa? -preguntó él.
-Que todos los tíos sois iguales, joder. -dijo ella, curzándose de brazos- Me he enamorado de uno, pero él no lo sabe, y va por ahí mirando a las demás. -explica- Sólo os vais fijando en las tetas, en el culo y en la apariencia física.
-Yo nunca haría eso -dijo Carlos.
Sara soltó una risa sarcástica.
-No digas que no, porque lo acabas de hacer.
Ambos se quedaron en silencio. Carlos no entendía nada.
-Joder, Carlos, que el que me gusta eres tú, ¿vale? -dijo ella, de golpe- Siempre me tienen que gustar los estúpidos que no saben lo que es el amor.
-Yo sí sé lo que es el amor -dijo él.
-Ya claro. -dijo Sara, irónica.
-¿Quieres que te lo demuestre? -preguntó él.
-No lo sabes. Pero inténtalo, tengo ganas de reír.
-El amor es necesitar a otra persona para convivir con ella, que otra persona te atraiga, que nos complete, que nos alegra, y que nos da energía para convivir y comunicarnos. El amor es un sentimiento de afecto y de entregarle a alguien algo. -hace una pausa y añade- Amor es lo que siento por ti.
Se inclina, y la besa. La besa como nunca antes había besado a otra chica. Sara se aparta rápidamente, y le da un bofetón. Carlos se pone la mano en la mejilla, y mira a Sara, confuso.
-¿Por qué has hecho eso? -pregunta él.
Sara no da respuesta, simplemente, se inclina y le besa.
Llegan a la planta de abajo, Sara sale del ascensor sin decir nada, y camina hacia el exterior.
Carlos acelera el paso y le agarra del brazo.
-¿De qué vas? -pregunta él.
-Me has jodido un poco, ¿no? -pregunta ella- Ahora me toca a mí joderte a ti.
-¿Por qué? -pregunta él- Lo he hecho sin querer, y lo sabes.
Sara le agarra el cuello y lo acerca a ella con delicadeza. Le da otro beso. Lentamente se separan.
-Eres tan... dulce y atrevida al mismo tiempo. -deja escapar él.

Capítulo 24: '¿Dani tiene novia?'

Capítulo 24: '¿Dani tiene novia?'

Pasó un año. Todo seguía más o menos igual, excepto porque esos cinco amigos que se conocieron en una fiesta, formaron un grupo. Decidieron llamarse 'Auryn', en honor al amuleto de 'La Historia Interminable', que hacía cumplir todos los deseos que se le pidieran. Se habían hecho muy buenos amigos, y todos se habían mudado a Madrid para vivir más cerca los unos de los otros. Al principio, nada de esto fue así, Carlos y Dani no vivían en Madrid, y siempre intentaban venir, al menos, una vez al mes. Lo mejor era, que cuando venían, cada uno se quedaba en casa de otro, y pasaban muchas horas juntos. Una de esas noches, era ésta.

Terminaron de ensayar, y Daniela, Vanessa y Sara tiraron confeti y aplaudieron para alabarles por el magnífico trabajo que habían hecho.
-Por hoy ya hemos terminado, ¿no? -preguntó Dani, ansioso.- Ya vamos más que sobrados para el casting.
-Anda, sí, vete a por tu novia -dijo Blas.
-¿Dani tiene novia? -preguntó Daniela, sonriendo- ¿Quién es, pillín?
-No es mi novia -dijo alargando la última palabra.- Es una amiga.
-Ya, no es su novia, aún -sonrió pícara Sara.
-No, en serio, no es mi novia. Es mi amiga. -insistió.
Sara, Daniela y Vanessa se miraron.
-Su novia -dijeron a la vez para después reírse.
Dani se sintió un poco molesto.
-Bueno, venga, no es su novia -dijo Carlos- ¿Cómo es?
-Rubia y con ojos azules -cogió su móvil para buscar una foto- Esta es.
-Joder, cómo está la tía -dijo Carlos.- ¿Cómo se llama?
-Elizabeth.
-Pues no veas cómo está Elizabeth.
Sara comenzó a sentirse molesta, y un poco dolida.
-Bueno, creo que me iré -dijo cogiendo su abrigo.
-Espera -le dijo Carlos- ¿No íbamos a ir a comer juntos?
-No -dijo ella-, da igual.
Cogió su bolso, y se fue de casa de Blas, cerrando la puerta bastante fuerte.
-¡Sara, espera! -gritó Carlos cogiendo su chaquetón y poniéndose su gorro.
Salió por la puerta sin despedirse de nosotros. Los demás se quedaron mirándose sin saber qué hacer o decir. Al final, Álvaro rompió el hielo:
-¿Y a estos qué les pasa? -preguntó.
-Pfff. A saber. Cosas de enamorados, supongo -dijo Dani.
David fue junto a Daniela, que estaba en el extremo del sofá.
-Hazme un hueco, anda -pidió él.
-Ay, no tengo ganas -dijo ella tumbándose.
-¿Que no tienes ganas? -preguntó él, divertido.- Te vas a enterar -dijo cogiéndola en brazos, como un saco, y dejándola boca abajo.
Daniela gritaba mientras reía.
-¡David! ¡David, déjame! -dijo ella.
-Ah, no. Ahora, no. -decía él, divertido.
Se sentó en el sofá, y puso a Daniela encima de él.
-Ahora me has despeinado -se quejó ella.
-No importa. -le restó importancia- Estás guapa de todos modos -sonrió.
-No te voy a besar porque me hayas dicho eso tan bonito -protestó ella.
-Jo -dijo él.
-Vanessa, ven -dijo Blas, tendiéndole la mano.
Ella se levantó, y lo siguió hasta la habitación. Allí, Blas rebuscó debajo de la cama un paquete envuelto en papel de regalo.
-Toma -se lo ofreció- Siento no habértelo dado el día de tu cumpleaños, pero es que no pude comprarlo antes.
Vanessa sonrió. No se lo esperaba. Cogió el paquete sonriente y lo desenvolvió.
-¡Una cámara! -exclamó.- ¡Muchas gracias, Blas! -dijo abrazándole.
-Bueno... Sabía que te encantaba la fotografía, y como se te estropeó la otra...
-Gracias, Blas, me ha encantado -dijo dándole otro abrazo más fuerte.- ¿Podemos ir a estrenarla?
-¿Quieres? -preguntó él, Vanessa asintió- Y bien, ¿a dónde podemos ir?
-Mmmmm ¿Qué tal al parque?
-Vale -dijo Blas- Me cambio, y voy hacia el salón, ¿vale?
Vanessa a sintió.
-Te espero -dijo ella.
Ella fue al salón dando pequeños saltitos, con su nueva cámara en la mano. Pese a tener veintiún años recién cumplidos, aparentaba diecisiete o dieciocho, tanto por su forma de ser como por su apariencia. Blas sonrió. Le encantaba verla feliz y sonriente. Ya casi se había olvidado de Fernando, aunque algunas noches se despertaba asustada y llorando. Vanessa le llamaba por teléfono, y depende de lo que había soñado, él iba a dormir con ella o se limitaba a consolarla por teléfono. Eso alivió a Blas, ya que hace una o dos semanas comenzó a sentir algo más que amistad por ella, pero se lo apartó de la mente. Dicen que si te gusta una persona, y te gusta más de tres meses, es que estás enamorado de ella. Así que, según esta teoría, Blas tendría que esperar unos tres meses, pero lo hace tranquilo, sin prisas, todavía es joven.
Blas se cambió de ropa. Se puso una camisa blanca, un jersey rojo, unos vaqueros y el abrigo negro que le regaló Vanessa por su cumpleaños. Habían conseguido ser muy buenos amigos, y aunque no pudieran llegar a ser nada más, Blas estaba tranquilo. Llegó al salón, y vio a Álvaro, a Dani y a Vanessa hablando y comentando algo de la cámara fotográfica, y a Daniela y a David tonteando y dándose besos. David le contó cómo se conocieron: en una discoteca. David sonreía constantemente cada vez que alguno la nombraba o decía algo relacionado con ella. Sintió envidia de los dos. De cómo habían conseguido ser tanto en tan poco tiempo, y de la manera que se conocieron. ¡En una discoteca! Y porque ella derramó su bebida y estaba borracha, si no...
-Bueno, esto... -comenzó Blas- Me parece que habrá que desalojar esto, porque Vanessa y yo vamos a ir a estrenar la cámara de fotos.
-Ah, ¿sí? -preguntó Dani.
Vanessa asintió y sonrió.
-Me la ha regalado él, por mi cumple.
-¿Cuándo fue? -preguntó Dani.
-Ayer, el diecinueve. -sonrió.
-Es verdad, me lo dijiste -dijo Dani.- Siento no haberte comprado nada...
-Nah, no te preocupes, de verdad -dijo ella restándole importancia.- No importa. Con esto me vale -dijo levantando la cámara.
-Sí que te ha gustado, sí -sonrió Álvaro.
-Además, ya me cantásteis cumpleaños feliz por teléfono, osea que...
Daniela rió.
-Al principio no sabía quiénes érais.
-¡Sí lo sabía! -exclamó Vanessa, ofendida.
-No mientas, Vane -rió Daniela- Cogió el teléfono, y empezásteis a cantar, tapó el micrófono y nos dijo a Sara y a mí: ¿Y estos quiénes son? -soltó una carcajada.
Todos se rieron, y Vanessa agachó la cabeza, avergonzada.
-Bueno, pues eso, que Vanessa y yo nos vamos, así que ir desalojando esto -dijo Blas.
Todos se levantaron y organizaron el salón. Después, cada uno se fue por su lado: Vanessa y Blas, David y Daniela, y Álvaro y Dani se fueron a sus respectivas casas.

sábado, 11 de enero de 2014

Capítulo 23: '¿Por qué iba a irme?'

Capítulo 23: '¿Por qué iba a irme?'

El chico volvió a la cocina, y limpió las salpicaduras de las lentejas, mientras secaba sus lágrimas. ¿Por qué lloraba? Le dolía que su amiga haya sufrido tanto por culpa de un imbécil, pero también le dolía que Vanessa le hubiera hablado así. Le dolió, y mucho. Paró la vitro-cerámica, y se sentó un momento en alguna de las sillas a pensar. Quizás la hubiera agobiado demasiado: la música a todo volumen, la cocina, las lentejas, que son un plato difícil de preparar... Volvió a secarse las lágrimas, y se levantó a continuar con la comida.

Mientras, Vanessa estaba en su habitación llorando. Se sentó en el suelo, en una de las esquinas, rodeó sus piernas con los brazos, y estuvo llorando. ¿Cómo podía haber tratado así a su único amigo, el único que le había dado una oportunidad? Le dolía haber perdido a Fernando y a Blas, pero sobre todo, a Blas. Seguramente, ya no querría saber nada más de ella. Ya se habría ido, y con suerte, no lo volvería a ver nunca. Quizás eso es lo mejor, aunque ahora estaba sola, completamente sola... Se tumbó en la cama, y dejó que las lágrimas hicieran de somnífero, y se durmió.

Blas removió por última vez las lentejas, y las probó. Ya estaban listas. Antes de ponerlas en un plato, decidió ir a ver si Vanessa iba a comer. No quería malgastar la comida, pero tampoco dejarla sin comer. Antes de entrar en la habitación, pegó en la puerta. Al no recibir respuesta, entró, y se encontró a Vanessa dormida. Blas se sentó en la cama, y le apartó algunos mechones que caían sobre su rostro. Percibió que había llorado. Cuando dormía, Vanessa tenía una cara muy dulce e infantil, eso le hizo sonreír. Con delicadeza, la despertó.
-Vanessa, Vanessa -susurró él.
Poco a poco, ella abrió los ojos.
-La comida está lista, ¿quieres comer? -preguntó él.
-Pensé que te habías ido -se limitó a decir.
-¿Por qué iba a irme?
-Por lo que te dije, y cómo te lo dije.
-No, Vanessa, no me he ido. Y me parece que no lo haré nunca -añadió.
-¿Por qué?
<<Porque creo que me necesitas>> -pensó él.
-Porque soy tu amigo, ¿no? -sonrió- Y los amigos están en las buenas y en las malas.
-Gracias -dijo ella.- Siento haberte tratado así, es que me había puesto de los nervios.
-Vaya, no me había dado cuenta -bromeó, irónico.
Vanessa sonrió.
-Un poco más y me pegas con la zapatilla, ¿eh? -continuó Blas con la broma.- Como a los perros.
Vanessa rió esta vez.
-O con el periódico -dijo entre risas.
-Eso, eso, con el periódico, que es más para perros. -corrigió él- Ya iba a dormir yo esta noche en el rellano.
Vanessa siguió riendo, hasta que se quedaron los dos en silencio mirándose a los ojos. Vanessa observó sus ojos azules, y vio el reflejo de su cara en las pupilas de él, brillaban. Blas observó los ojos castaños de ella, brillaban. Se quedaron mirándose mutuamente, hasta que Blas carraspeó.
-Bueno, ¿qué? ¿Comemos, no? Que tengo un hambre...
Vanessa rió.
-Sí, vamos.

lunes, 6 de enero de 2014

Capítulo 22: '¿Estás bien?'

Capítulo 22: '¿Estás bien?'

Vanessa abrió los ojos desconcertada y pestañeó varias veces. Recordó todo lo que había pasado, pero miró a su lado y no estaba Blas. Se sintió decepcionada. ¿Acaso la había dejado sola? Se levantó poco a poco, y fue al salón, allí se encontró a Blas dormido sobre su brazo.
Decidió agradecerle de algún modo lo que había hecho por ella, pese a conocerla solo de la fiesta y de dos o tres veces que hablaron por Tuenti, así que se puso a cocinar algo.

A Blas lo despertó un estruendo bastante fuerte que venía de la cocina donde estaba alojado. Recordó lo que había pasado, y también recordó que se fue al salón y se quedó dormido, así que se sobresaltó y fue a la cocina a ver qué sucedía. Allí encontró todas las cacerolas, sartenes y algún que otro plato en el suelo, además de un fuerte olor a quemado. También estaba Vanessa, con los ojos llorosos y tirada en el suelo. A su lado había una silla, también tirada. Blas se acercó rápidamente a ella.
-¡No me pegues, por favor! -exclamó ella, con las manos tapando sus orejas.
Blas se sorprendió ante su reacción y su posición. Tenía las manos en las orejas, tapadas como si quisiera huir de algo.
-Shhh -le tranquilizó-. No te voy a pegar. -dijo con una voz tranquila- Mira, me pongo las manos en la espalda, ¿vale?
Vanessa levantó la mirada, y asintió, pero no se quitó las manos de las orejas.
-A ver, cuéntame qué ha pasado. -le pidió él con la voz tranquila.
-Quería prepararte la comida, por todo lo que has hecho por mí, y como no llegaba a coger la sartén, me subí a una silla. Pero se volcó y he tirado todas las cosas. -explicó- Lo siento.
-Pero, ¿estás bien? -preguntó Blas, sujetándole la cara con una mano.
Vanessa se estremeció. Él se dio cuenta y retiró la mano.
-Lo siento -se disculpó retirando la mano- ¿Estás bien? ¿Te has hecho algo?
-No, estoy bien. Lo siento.
-¿Por qué te disculpas? -preguntó él.
-Por la que he liado. Dios, es que soy un desastre, no sirvo para nada.
-Eh, no digas eso. Solamente te has caído.
-Sí, y se me ha quemado la comida.
-Bueno, pues ya te saldrá mejor la próxima vez. ¿Quieres que te ayude yo a preparar algo?
-¿Sabes cocinar? -preguntó ella, asombrada.
-Sí, claro.
-Fernando decía que los hombres no debíais cocinar, que sólo tenemos que hacerlo las mujeres, porque para eso servimos. -explica ella.
-Oh, no, las mujeres no servís para eso, ni mucho menos. -dice Blas- Las mujeres sois las reinas de la casa -sonríe él guiñándole un ojo.
Eso a Vanessa le sacó una sonrisa.
-Anda, te ayudo a recoger esto y preparamos algo, ¿vale?
Vanessa asintió y sonrió. Él le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Al principio, Vanessa dudó, pero luego aceptó y comenzó a coger confianza en su nuevo amigo.
-¿Quieres que pongamos música? -preguntó Blas.
Vanessa dudó un poco.
-¿Qué música? No tengo muchos discos, por no decir ninguno...
-¿Puedo ver los que tienes? -preguntó él.
-Sí, mira, ven -Vanessa lo condujo hasta el salón, donde en una vitrina, tiene colocados algunos discos.- El más reciente es 'Caribe 2006', así que...
-Bueno, pues ponemos ese. ¿A ti te gusta?
-Sí, bueno, me encanta -sonrió.
-Pues no se dice más, ponemos ese.
Blas lo cogió de la vitrina y lo introdujo en un reproductor de música. Puso el volumen un poco fuerte, y a Vanessa le molestó.
-¿Puedes bajarlo un poquito? -le preguntó ella, un poco molesta.
-Sí, claro -dijo él bajándole volumen- ¿Así vale?
-Un poco más -dijo ella.
-Está bien...
Blas bajó más el volumen del reproductor de música. Se oía muy bajo, y cuando fueran a la cocina, no se oiría nada.
-¿Vamos? -le preguntó ella invitándole a la cocina.
-Sí, venga.
Blas hizo que Vanessa comenzara a andar, y aprovechó que ella se había adelantado para darle, ligeramente, más volumen.
En la cocina comenzaron a cocinar. Blas le iba indicando, y aunque a veces Vanessa lo hiciera mal, él nunca se rendía. Blas comenzó a desesperarse, y pidió un momento ir al baño. Cuando pasó delante del reproductor, le dio más volumen, y después volvió a la cocina otra vez.
Ya en la cocina, Blas insistió en que Vanessa aprendiera a hacer un paso en concreto, quería que ella supiera hacerlo. El problema era que él no notaba que Vanessa se estaba desesperando hasta que explotó.
-Mira, haces así -dijo Blas guiándola-, eso es, con mucho cuidado, ahora...
A Vanessa se le resbaló la cuchara y cayó dentro de la olla, salpicando toda la vitro-cerámica de lentejas, por cuarta vez.
-¡Joder, tío! -exclamó ella, tirando la cuchara en la encimera- Soy una inútil, no sé hacer nada.
La música seguía sonando a todo volumen.
-Oye, no digas eso... -comenzó Blas.
-Tú, cállate. Que vienes y me pones la música a todo volumen. -le interrumpió- ¡Así no hay quien se concentre, joder! -gritó.
Blas suspiró y miró al suelo. Se había sentido dolido, pero no podía abandonarla ahora, ella le necesitaba. Necesitaba a alguien que la ayudara a ser la chica de antes.
Vanessa se dio cuenta del daño que le habían hecho sus palabras a su amigo, su único amigo, así que fue corriendo a su habitación, y cerró de un portazo.
El chico fue hacia el reproductor de música, y lo apagó. La música cesó, y sus esperanzas también lo hicieron.

Capítulo 21: 'Con la otra vez tuviste bastante, ¿no?

Capítulo 21: 'Con la otra vez tuviste bastante, ¿no?

Daniela salió a la calle, y buscó a  David con la mirada, pero no lo encontró.
-¡Bu! -le dijo él, sorprendiéndola por detrás.
-¡David! -exclamó ella- ¡Me has asustado!
-Lo siento, no quería asustarte -dijo él ocultando una risa.
A Daniela le sentó mal, así que se giró y comenzó a andar calle abajo.
-Eh, eh, espera. -dijo él riendo, todavía- Tú te vienes para acá que me tienes que dar mi beso.
La cogió del brazo delicadamente y tiró de ella hacía él. Daniela se quedó a escasos centímetros, y David tomó la iniciativa y le besó.
-¿Me perdonas? -le preguntó él, mirándola a los ojos.
-Sabes que me es imposible decirte que no -dicho esto, Daniela le cogió la cara con las dos manos y le volvió a besar.
-Te quiero -le dijo él.
-Y yo a ti -susurró Daniela.- Bueno, ¿cuál es el plan de hoy?
-Vamos a cenar a un sitio pijo.
Daniela rió.
-¿A un sitio pijo?
-Sí -confirmó él-, a un sitio pijo. Y después, vamos a ir a una discoteca. ¿Te parece bien?
Daniela asintió.
-Súper bien.
-Pues venga, vamos. -le dijo pasándole el brazo por la cintura.
Mientras caminaban hacia el restaurante, iban hablando sobre la banda que había formado David. Fue entonces cuando se enteró de que cada uno de los componentes era de una ciudad distinta. Álvaro era de Alcalá de Henares, Blas de Murcia, Carlos de Alicante, y Dani de un pueblo de Ciudad Real.
-Entonces, ¿tú y Álvaro sois de la misma ciudad, no? -preguntó Daniela.
-No. Yo soy de Granada -le corrigió- ¿No lo sabías?
-No. Pensaba que eras de aquí.
David rió.
-No. ¿No te has dado cuenta de mi acento andaluz?
-Sí, pero... ¡Yo que sé! -exclama ella.
David se rió, y Daniela se le unió. Estuvieron riendo juntos durante un largo tiempo.
-Ah, por cierto, ¿sabes que el padre de tu Dani vive en frente mía? -pregunta Daniela al cabo de un tiempo.
-¿Sí? -preguntó él- Entonces, ahora mismo tienes a Dani en frente de tu casa, ¿no?
-Sí -confirmó ella- Pero, David, no va a pasar nada, es solo un amigo -le dijo con un tono de inquietud.
-Que no pasa nada, de verdad. Tienes derecho a tener amigos, ¿no? -dijo él- Aquí es.
Entraron al restaurante, y fueron hacia la mesa que David había reservado previamente.
Al rato, un camarero vino y les tomó nota. Al ser una pizzería, pidieron una pizza para los dos. La escogieron de cuatro quesos. Podía parecer que el lugar era común y de barrio, pero no era así, era un establecimiento muy cuidado y muy pijo, como diría David.

Cuando habían terminado de cenar, David pagó la cuenta, y salieron del establecimiento poniendo rumbo a la discoteca.
Pusieron Hot, de Inna, una canción que le encantaba a Daniela, que arrastró a David a la pista de baile y le obligó a bailar. Él sentía vergüenza, porque decía que bailaba fatal, pero ella insistía.
-¡Bailas bien, David! -dijo ella.
Él rió ante el comentario de la chica.
-Si bailar bien es hacerlo de forma diferente a los demás, entonces lo hago bien.
-A lo mejor todos bailan mal, y tú eres el único que lo hace bien -reflexionó Daniela.
-Entonces tú también bailas mal, ¿no?
-No, no, yo bailo muy muy bien -dijo ella sonriendo.
-Anda, ven aquí, bebé.
Se abrazaron en mitad de la pista, y ambos se dieron cuenta de lo mucho que se querían, de lo que se necesitaban mutuamente. Se separaron a la vez.
-Voy a por una bebida. -dijo David- ¿Quieres algo?
-No, no, voy yo, que tú has pagado la cena.
-¿Y cuántas veces me la has hecho tú a mí? -preguntó él.
-¿La cena? -preguntó pícara.
-Nena, no empieces, que es muy tempranito -se sonrojó.
Daniela soltó una carcajada.
-Vale. Muchas, pero da igual, yo pago las bebidas. ¿Qué quieres?
David se lo pensó un instante, y eligió un cubata. Ambos sonrieron a la vez, ya que ésa fue la bebida que hizo que se conocieran.
-¿Tú qué te vas a pedir? -preguntó él.
-Un malibú piña. -sonrió- Es que no me quiero pasar hoy...
-Sí, con la otra vez tuviste bastante, ¿no? -rió él.
-Qué gracioso que eres, David.

David entró a su casa un poco mareado, apoyado en el hombro de Daniela.
-Menos mal que era yo la que no me tenía que pasar como la última vez -dijo Daniela.
-Tampoco me he pasado tanto -dijo él.
-No, no. -dijo irónica.- Anda, ve a darte una ducha, que yo voy destapando la cama y tal.
-¿Te vas a quedar a dormir? -preguntó él.
-No sé... -dijo, indecisa.
-Quédate, por favor. -le dijo.- Por favor, anda, ¿vale?
-Está bien... -aceptó al fin.
-Gracias, te amo -dijo él- Te amo.
Comenzó a besarla, y Daniela siguió el beso. Recordó lo que David le dijo la primera mañana después de que dormieran juntos: 'No me aprovecho de las chicas inconscientes', así que se apartó.
-No -dijo él- No pares. Sigue, por favor.
-Pero, estás...
-Estoy bien, de verdad. -aseguró- Por favor, no pares ahora.
Daniela miró sus ojos, y comprobó que lo decía en serio, así que siguió besándolo.
David acarició el cuello de Daniela, y la trajo hacia sí, besándola con fuerza. David subió a Daniela a su cintura, y la 'acorraló' contra la pared. Seguían besándose, mientras Daniela desabrochaba la camisa de él, y él acariciaba y olía el pelo de ella. Daniela se acercó al cuello de David y lo besó con fuerza, haciendo que él se estremeciera. Ambos querían que volviera a pasar lo de la última vez, lo de aquella vez, la primera vez de ella, y otra más de él.
David incorporó otra vez a Daniela sobre su cintura, y entre besos y caricias, fueron a su habitación.

domingo, 5 de enero de 2014

Capítulo 20: '¡Con él es con el que he formado la banda!'

Capítulo 20: '¡Con él es con el que he formado la banda!'

Terminé de echarme la colonia, y llamaron a la puerta, supuse que sería Daniela, así que abrí sin mirar por la mirilla. Venía guapísima: tenía una falda morada, con un top de lunares y una chupa de cuero negra.
-Hola -dijo ella saludándole con dos besos.
-Hola. ¿Qué guapa te has puesto, no? Es que te encanto.
-Dani, de eso quería hablar, es que yo tengo novio, y no me parece bien que me hables así, porque, en fin... -explicó.
-Ah, vale, no sabía que tenías novio. De todas maneras, lo digo de broma, aunque si te molesta, paro. -dijo amablemente.
-No es que me moleste, es que... A lo mejor mi novio se puede pensar algo si oye eso, ¿entiendes?
-Sí, claro, no te preocupes. -dijo él- Por cierto, ¿cómo se llama tu novio?
-David -respondió ella.
-¿David Lafuente? -preguntó él.
-S-Sí, o eso creo, ¿por qué?
-¡Qué fuerte! ¡Con él es con el que he formado la banda! -exclamó.
-¿Sí? ¡Qué bien! -exclamó Daniela.
-Bueno, vente y hablamos, ¿no? -dijo llevándola al salón.
Allí hablaron de la banda, y de lo que se querían dedicar. Incluso Dani le pidió consejo a Daniela para conquistar a una chica de Ciudad Real que le tenía loco.
Llegó la hora de comer, y Daniela se fue a su casa, donde la esperaba su madre, que estaba leyendo un libro.
-Hola, mamá. ¿Qué tal?
-Bien, ¿a dónde has ido tan arreglada? -preguntó ella.
-A ver al vecino. -respondió- Es que luego he quedado con un chico, por eso me he puesto así.
-Por casualidad, ¿el chico con el que has quedado después es el de aquella noche que vino a buscarte al bar? -preguntó.
-Sí -sonrió ella.
-Me gusta ese chico -comentó Irene.- Se le ve una buena persona.
-Sí, la verdad es que lo es.-sonrió Daniela.

Capítulo 19: 'Anda, ponte guapa para mí'

Capítulo 19: 'Anda, ponte guapa para mí'

Sara llegó a la universidad corriendo. Ya se había perdido la primera clase, pero no le importó, su amiga se merecía más que una clase. Se iba a sentar en la primera fila, cuando un chico le llamó. Al girarse, se dio cuenta de que era Ale.
-Ven, Sara, siéntate aquí -le dijo él dándole palmadas a la silla de al lado.
Sara hizo caso, no quería peleas con él, y no tenía mucha confianza. Podía ser que incluso le daba miedo, así que aceptó.
-Buenos días -saludó ella amablemente.
-Hola, ¿qué tal? -preguntó él.
-Bien, ¿y tú?
-Bien, bien. -sonrió él- Oye, ¿tú por qué estás aquí?
-¿Perdón?
-Que por qué estás aquí. Yo, porque no estudié durante el curso, ¿y tú?
-Porque estuve trabajando, y no pude. -respondió ella- Y tú, ¿por qué no viniste?
-Estuve en el hospital. Sufrí un accidente.
-¿En serio? -preguntó, sorprendida- ¿Qué pasó?
-Iba en moto, una noche con lluvia, y se me resbaló -respondió él- Estuve en coma.
Sara se sintió un poco sorprendida e incómoda.
-Lo siento -dijo.
-Nah, no te preocupes -dijo él. Ambos se quedaron en silencio- Ahora es el momento en el que te vas porque te da mal rollo hablar con alguien que ha estado muerto.
-No. -dijo ella- No me da mal rollo. Además, tú no estuviste muerto, sólo en coma.
Ale se sorprendió con respecto a la respuesta que recibió. Iba a decirle algo, pero llegó el profesor y cada uno se tuvo que sentar en su sitio.


Daniela llegó a su casa y tiró la bandolera al suelo, después entró a su habitación y cerró la puerta de un portazo.
Estaba cabreada. Había llegado tarde a las clases de apoyo, y no la habían dejado entrar. Había gastado gasolina del coche para nada, y además, no iba a cobrar el día de hoy.
Se cambió de ropa, y se puso su chándal de estar en casa, después se hizo una coleta alta y se puso los cascos para escuchar música.
-Bueno.... -dijo un chico desde la ventana de en frente de su habitación- ¿Qué te pasa hoy, 'Ela'?
-¿Qué haces tú ahí? -preguntó ella, sorprendida.
-¿No lo sabías? Nuestras ventanas están una en frente de la otra. -explicó el chico rubio de ojos azules.
-N-no... -dijo ella.
-Venga, a ver, dime, ¿qué te pasa? -volvió a preguntar.
-Que  por culpa de un imbécil, he llegado tarde al trabajo, y no me han dejado entrar -dijo ella, con tono enfadado.
-¿El imbécil ese es tu novio?
Daniela pensó en David, y en lo que había hecho por ella.
-No, ¡qué va! -dijo.
-¿Quieres pasar, te preparo algo, y hablamos? -le preguntó desde su ventana.
-No, da igual.
-Anda, ven.
Daniela se lo pensó un momento, volvió a mirar a Dani y vio que él sonreía.
-Bueno, si insistes... ¿Te importa esperar a que me cambie de ropa? Es que estoy horrible, y claro...
-Anda, ponte guapa para mí -bromeó él.
-Payaso... -rió ella.
Daniela bajó el stor de su habitación, y abrió su armario. Cuando estaba a medio vestir, le sonó el teléfono móvil, se acercó rápidamente y miró la pantalla: era David. Sin pensarlo dos veces, descolgó.
-Hola, bebé -le dijo él cariñosamente desde la otra línea.
-No me digas bebé -dijo ella, con tono serio, pero sonriendo.
-Pero si te gusta -replicó entre bromas.
-No.
-Sí.
-¿Cómo lo sabes? -pregunta ella.
-Porque estás sonriendo. Te lo noto.
-Jolín, David -protestó ella con tono infantil.
-¿Ves como eres un bebé?
-Bueno, dime, ¿qué quieres?
-Te llamaba para decirte que te quiero.
Daniela se quedó pasmada. ¿De verdad solo le llamaba para decirle eso? ¿Había gastado saldo tontamente para eso?
-¿En serio que sólo me has llamado para decirme eso? -preguntó, al fin.
-No, quería hacerte la pelota para quedar esta noche. Te invito a cenar -dijo él.
-No hace falta, David, te puedo invitar yo, si quieres.
-Que no, que no, que te quiero invitar yo. -insistió él.
-Pero, ¿por qué?
-Es que me ha tocado la lotería -dijo él.
-Al tenerme a mí como novia, ¿no? -bromeó ella.
Él se rió.
-También, también, pero que me han tocado trescientos euros.
-¿En serio? ¡Enhorabuena, cariño! -exclamó. Parecía que la suerte por fin le sonreía.
-Entonces, ¿qué? ¿Me paso a recogerte esta noche?
-Vale -aceptó ella.
-Perfecto, a las ocho estoy allí.
-¿Puede ser, mejor, a las siete y media?
-¿Por qué?
-Porque quiero pasar más tiempo contigo.
-Claro que sí, bebé. Te quiero.
-Y yo.
Daniela colgó, y decidió cambiarse de ropa, así la tendría preparada para esta noche. Se vistió, y se puso una chaqueta. Después, llamó a casa de su nuevo amigo, Daniel.


sábado, 4 de enero de 2014

Primera nominación a los Liebster Blog Awards

¡Ey, ya estoy aquí! Bueno, pues eso, ¡que me han nominado! La verdad es que es una forma de... ¡Toma ya, que me han nominado, tío! Osea, qué fuerte.

Y, bueno, después de este pequeño subidón de adrenalina, quiero agradecer a @PaulittaDeVlc, del blog 'El Aprendiz De Amante' por la nominación. "Gracias por ser algo más que una amiga, una lectora y una grandísima escritora"

Bueno, ahora me toca responder a las preguntitas. Jejeje

1) ¿Tienes pensado hacer otra novela?

Pues... La verdad es que sí. Lo he estado pensando, y veo que sí, que haré otra novela. Lo que no sé es cuándo, claro, porque tengo que acabar esta... En fin, no sé cuándo, pero seguramente habrá otra novela. Haber si un día me pongo y os adelanto un poquillo ;)

2) ¿Vídeo preferido? MAKE MY DAY Y BREATHE YOUR FIRE NO SE CUENTAN!!!!

Me encanta 1900, siempre lo digo, y también el lyric vídeo de 'Me Gusta', me parece la perfección de lyric video.

3) ¿Tienes una idea pensada de la novela o vas subiendo capítulos unos tras otros?

Pues sí, la idea la tengo pensada. Tengo, como digo yo, la estructura de la novela. Y al haber aprovechado mi semana de 'descanso' del 15 al 22 de diciembre (el tiempo en el que aproveché para escribir capítulos de esta novela mientras, supuestamente, descansaba de 'Sueños de Auryners'), tengo bastantes capítulos escritos, pero no los puedo publicar del tirón porque ahora viene el curso, los exámenes y mis agobios, así que tendré que subirlos poquito a poco.

4) ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

No me canso nunca de decirlo: Me encanta escribir. Siempre que tengo tiempo libre, o escribo o leo, o intento quedar con mi Lauri para bailar un rato. Además, en noviembre de este año tendré que entregar una historia mía inventada para un concurso y la estoy empezando a escribir. A ver si hay suerte y gano, ¿no?

5) ¿Te consideras vaga, trabajadora, o las dos cosas?

Bueno, yo siempre digo que, para lo que me interesa, trabajo muchísimo y me esfuerzo a tope; pero para lo que no me interesa... Casi siempre suelo ser un poquito vaga, no mucho, pero un poco, sí.

6) ¿Alguna vez has decidido no subir capítulo porque te daba pereza?

Por pereza, no. Pero, a veces, no he subido capítulo por falta de inspiración, por no tener ideas, por estar enferma, o lo típico: llegar de fiesta y estar súper cansada para ponerme a escribir (como me pasó ayer) jejeje

7) ¿Cuál es tu mayor sueño, el que no pararás hasta conseguirlo?

Siempre he dicho que me encantaría ser actriz, es como si lo necesitara (ya que ser cantante no me dará para comer. Canto fatal. Jajajaj)

8) ¿Cómo se te ocurrió esta novela?

Quería destacar lo complicado que es mantener una relación estable con un personaje famoso, y también cómo es el cambio que han experimentado sus novias (si alguno tiene la misma que hace dos o tres años): el cambio de poder salir con él a dónde quieras sin que venga una fan y te moleste. 'Amores Imposibles' revela lo que es tener una relación con un personaje destacado y los cambios que supone en la carrera del artista. Al igual que esta novela describe lo que es el amor verdadero, lo imposible que puede llegar a ser, y lo 'egoísta' que quieren ser las novias al no querer compartir a su chico con millones y millones de fans.

9) ¿Qué le pides al 2014, aparte de las botellas de Viral?

Aparte de las botellas, obviamente, conocer a Auryn, a ver si por fin lo consigo, y que mis novelas os gusten tanto. Y que siempre, siempre, estéis ahí.

10) ¿Cuántos capítulos tendrá tu novela)

Pfff Todavía es muy temprano para decirlo, pero supongo que sobre unos cien o así. ;)

11) ¿Qué opinas de la gente que se mete con otros por ser o no ser de determinado fandom?

Pues que no todo el mundo tiene los mismos gustos, y que hay que respetarlos. Quizás se aburran mucho, o la admiración a sus ídolos es tan grande que los ve perfectos y cree que a todo el mundo les debe gustar. No me parece bien, la verdad. :s

Y, bueno, ¡ahora me toca nominar! Jejejeje

Nomino a:

-@Nerea_ER7058, por su novela: 'Quédate hasta el final'
-@BlueheartBea, por su novela: 'Anti-Héroes'
-@MiriSombrerita, por su novela: 'Novelas de Auryn y tú'
-@CandelitaSmiler, por su novela: 'Tú mi destino'
-@Martaa_love, por su novela: 'My Own Dreams'
-@CarmenPastelita, por su novela: 'Las Cosas Inolvidables Llegan Cuando Menos Te Lo Esperas'
-@CarmenPastelita y @NoeliaTeQuieroo, por su novela: 'Un Día Cambió Todo'

Y las preguntitas:

1) ¿Qué te gustaría estudiar?
2) ¿Actor y actriz favoritos?
3) ¿A dónde te gustaría viajar y por qué?
4) ¿Con qué canción te identificas más?
5) ¿Qué color prefieres, verde, blanco, amarillo, azul o rojo? (No tiene por qué ser el de tu chico favorito)
6) ¿Reacción al recibir la novela? ¿Cómo ha sido?
7) ¿Qué canción me dedicarías? ¿Y a tus seguidoras?
8) ¿Con qué personaje te sientes más identificada?
9) ¿Por qué la gente debería visitar (o leer) tu novela?
10) ¿Cómo se te ocurrió el nombre de tu blog?
11) ¡Mójate! Si algún chico de Auryn lee tu novela y le gusta y te pide quedar, ¿lo harías, o te morirías de vergüenza al que uno de ellos haya leído algo tuyo tan 'personal'?

Ahora, lo que tenéis que hacer es crear una entrada en vuestro blog, agradecerme que os haya nominado (son las normas), contestar mis once preguntas, nominar a otros 11 blogs (como máximo) y realizarle 11 preguntas.

Muchísimas gracias a todas, y ¡besos!

Capítulo 18: 'Solo le quedamos nosotras'

Capítulo 18: 'Solo le quedamos nosotras'

Blas fue al salón, donde Vanessa estaba tumbada en el sofá con una manta y la mirada perdida. Tenía los ojos rojos, por lo que Blas supuso que había llorado. Se sentó en el suelo, frente a ella, y comenzó a hablarle.
-No tienes por qué estar así. Ahora mismo estás en lo mejor. Has escapado, ahora solo te queda...
-Le amo, Blas, le amo. -le interrumpió ella.- Lo necesito.
-No -dijo él- No lo necesitas, deja de engañarte de una vez. Te está haciendo daño constantemente. -se fijó en la herida de la mejilla, la tocó y le apretó. Ella arrugó la cara- ¿Ves?
-Quiero salir de aquí, Blas, ayúdame por favor. -pidió ella.
-Está bien -sonrió él.- Ven, te curaré la herida -dijo llevándola hacia el baño.

Mientras, en la cocina, Sara, David y Daniela hablaban.
-Pero, ¿cómo no es consciente de que el tío le está haciendo eso? -preguntaba David una y otra vez.
-No te das cuenta -dijo Daniela-, es así de simple.
-¿Y sus padres? -insistió él.
-Vanessa vino a vivir aquí hace tiempo, para estudiar. Sus padres son de Sevilla, y se quedaron allí. Fernando la desplazó de sus amistades y de su familia. -explicó Sara- Solo le quedamos nosotras.
-Joder -murmuró él.
Daniela necesitó protección en ese momento, protección de algún modo, así que se apoyó en el pecho de David, que la rodeó con su brazo. Solo esperaba que él no llegara a hacerle eso nunca.

Blas posó el algodón mojado en agua oxigenada sobre la mejilla de Vanessa. Ella arrugó la cara. Blas le confesó que se lo había hecho ella misma en un ataque de nervios.
-¿Te duele algo más? -preguntó él cuando acabó con su mejilla.
-La muñeca -respondió. Él la miró extrañado- A veces, me la coge y me aprieta muy fuerte.
Blas la examinó como pudo. Creyó que solo se la había lastimado, era lo más lógico, así que buscó una crema corporal y una venda. Después de darle un pequeño masaje con la crema, le vendó la muñeca.
-Gracias -dijo ella.
-No te preocupes -sonrió él.- ¿Estás mejor?
-Sí, pero estoy bastante cansada.
-Anda, ve a dormir, que te acompaño -le dijo él.
Vanessa le llevó hasta su habitación, y él destapó la cama, después hizo que Vanessa se tumbara, y la tapó con una sábana fina. Se iba a marchar a la cocina, cuando ella le agarró el brazo.
-Quédate aquí, por favor -le pidió- Tengo miedo de que vuelva a por mí.
Blas se sorprendió, pero aceptó. Se quitó las deportivas, y se tumbó en la cama. Se puso frente a ella, y empezó a tocarle el pelo, hasta que ella cerró los ojos.

En la cocina, se preocuparon por Blas y Vanessa, y decidieron ir al salón, a ver si estaban allí, pero no encontraron nada. Sara entró al apartado de las habitaciones, y pegó en la habitación de Vanessa. Allí se encontró a Blas acariciando el pelo de la chica, Sara se sorprendió. ¿Tan pronto había conseguido Vanessa olvidar a Fernando?
-Tenía miedo -susurró él, antes de que Sara preguntara nada- Ella tenía miedo de que Fernando volviera y le pegara otra vez. Me ha pedido que me quede con ella.
Sara asintió y sonrió, después cerró la puerta, y los dejó como antes. Volvió al salón, donde estaban David y Daniela.
-¿Y bien, dónde están? -él.
-Vanessa tenía miedo de que volviera Fernando, así que Blas se ha quedado con ella hasta que se ha dormido -informó Sara.
-Ah, vale. -respondió David.
-Siento tener que irme, pero debo ir al instituto a dar clases a los pequeños, lo siento -dijo Daniela.
-Yo debo ir a la universidad a estudiar -dijo Sara.
-No os preocupéis, yo me quedo aquí.
-¿Seguro? -preguntó Daniela.
-Sí, no te preocupes -respondió él con una sonrisa.
-Voy al baño un momento -dijo Sara.
A Daniela le volvió a invadir la tristeza, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Te prometo que nunca me portaré así -susurró él- Sabes que te quiero.
-Yo también te quiero -sonrió ella apoyándose en el pecho de él. Se quedaron así unos minutos.
-Bueno, ¿nos vamos? -preguntó Sara.
-Sí, vamos.
-Adiós, princesa -dijo él dándole un beso en la boca mientras entrelazaban sus manos- Te quiero.
-Y yo. -respondió ella- Nos vemos.
Daniela y Sara se fueron, y David se sentó en el sofá a ver la tele.

Capítulo 17: '¿Os conocéis?'

Capítulo 17: '¿Os conocéis?'

-No me gusta que hayas hecho pellas, David -dijo Daniela después de besarle.
-No eran pellas, hoy tenía descanso -se defendió.
-Como no sea verdad...
-¿Qué me vas a hacer, eh? -preguntó él, divertido.
Daniela pensó lo que más le dolería a su chico. Si de verdad la quiere, lo que más le dolería sería perder los besos de ella, ¿no?
-Pues no te vuelvo a besar -dijo ella.
-Me conformo con tus caricias -respondió él.
-Pues no te acaricio más.
-Me conformo conque me roces.
-Pues no te rozo. -dijo ella, sonriendo.
-Me conformo con que me sonrías.
-Pues no te sonrío.
-Me conformo con que me mires.
-Pues no te miro -negó ella.
-Me conformo con verte feliz.
-Pues... no seré feliz.
-Pues no podré seguir viviendo -dijo al fin.
-Pues si tú no vives, yo tampoco -susurró ella, con voz quebradiza. El juego se estaba convirtiendo en algo serio.- Te quiero.
-Yo más.
-No, yo más -dijo ella.
-¿Segura? -preguntó él.
-Sí.
-Pues va a ser que no.
-¿Y eso?
-Porque...
En ese instante, el teléfono de Daniela sonó. Vio que era su amiga, Sara.
-Lo siento, lo tengo que coger -dijo ella.
-No importa -sonrió él.
Daniela descolgó y se alejó de David.
-¿Sí? -preguntó.
-¿Daniela? Soy Sara.
-Ah, hola Sara. ¿Qué tal en casa de Vanessa? Siento no haber podido ir...
-Necesito que vengas -la interrumpe.- Fernando la ha vuelto a liar, Vanessa está en el suelo llorando. Necesito que vengas.
Daniela se quedó de piedra. No daba crédito a lo que escuchaba.
-¿Qué?
-Necesito que vengas -repitió- Date prisa.
-Enseguida voy. ¿Qué estás, en su casa?
-Sí. Date prisa, por favor. -urgió ella.
-Sí, sí.
Daniela colgó, se acercó a David y le abrazó. Necesitaba un abrazo suyo. Ahora más que nunca.
-Eh, ¿qué pasa?
-Una amiga. Su novio la maltrata, y se han peleado, tengo que ir a su casa. -explicó rápidamente.
-Te acompaño.
-No, David.
-¿Estás loca? -preguntó él- Ese tío anda por ahí suelto. No pienso dejarte ir sola.
Daniela se fijó en los ojos de David, y comprobó que lo decía de verdad.
-Está bien -accedió ella.

Cuando llegaron a casa de su amiga, se encontraron a Sara en la cocina, hablando con un chico. Vanessa estaba tumbada en el sofá del salón con la mirada perdida.
Daniela entró rápidamente, y abrazó a Sara, que se había levantado de la silla, estaba preocupada.
-Le ha pegado -dijo- Estaba hablando con ella, en su habitación, cuando llamaron al timbre. Ella fue a abrir, y apareció Fernando con un ramo de flores pidiéndole perdón por lo que hizo la última vez. Al parecer, en la fiesta se volvieron a pelear. Entonces ella le preparó un cola-cao, y sin querer, le tiró la leche caliente a Fernando, que se quemó. Fue cuando le gritó que era una inútil, le pegó y la tiró al suelo. Entonces, vine y me enfrenté a él. Al final, se ha ido, y Vanessa se ha puesto a llorar -explica rápidamente.- Dios, he pasado mucho miedo -dice abrazándome otra vez.
-No pasa nada. Iré a hablar con ella -dice el chico que estaba sentado en la silla de la cocina.
-Ah, perdona, no os he presentado -dice Sara- Blas, esta es Daniela y David, su novio. David, Daniela, este es Blas. Miré en los contactos del móvil de Vanessa y lo encontré, hablé con él y ha venido.
-Ah, hola Blas, encantada -dijo Daniela dándole dos besos.
David se extrañó al oír el nombre de Blas. No era un nombre común, y su amigo se llamaba así.
-Blas, ¿qué tal? -dijo David cuando lo reconoció.
-Ah, pero, ¿os conocéis? -preguntó Sara, confusa.
-Sí, con él es con el que formé la banda -explica David.
-Ah, vale... -dijo Daniela. El ambiente no estaba para muchas alegrías.
-Bueno... Iré a hablar con ella -dijo Blas, al fin.

Capítulo 16: 'No puedo seguir con esto'

Capítulo 16: 'No puedo seguir con esto'

Vanessa abrió la puerta, y no esperó ver allí a Fernando.
-¿Qué haces aquí? -preguntó ella.
-Vengo a verte, princesa -sonrió él inclinándose para besarla, ella se apartó.- ¿Qué haces?
-Nada, es sólo que... -dijo dándole un beso.- Pensaba que me olía mal el aliento -mintió ella.
-Tú siempre sabes bien, princesa. -sonrió- Te he traído esto -dijo dándole un ramo de flores- Para disculparme por lo que hice el otro día. Fui un estúpido, lo siento.
Vanessa se lo creyó, y le acarició la mejilla, a la vez que aceptaba el ramo de flores. Estaba segura de que iba a volver a hacerlo, pero como lo amaba, no podía hacer otra cosa.
-¿Qué haces? -pregunta él.
-Nada, estaba viendo la tele -responde ella.
-Pues yo no he merendado... -deja caer él.
-¿Quieres que te prepare algo? -pregunta ella.
-Sí, porfa.
Vanessa entró a la cocina a prepararle a su novio una cola-cao. Tuvo que poner la leche en el microondas, porque a él le gusta la leche caliente, aunque estemos en verano. Al momento de sacarla del microondas, se quemó la mano, y se vio obligada a dejar caer el vaso, cayendo encima del pie de Fernando.
-Oh, lo siento, cielo, no quería...
-¡Eres idiota! -gritó él- ¡Eres una inútil, no vales para nada!
Vanessa se sintió ofendida, bajó la cabeza, y comenzó a llorar. Él levantó la mano, y le dio una bofetada, haciéndola caer al suelo.
-Juro que no sé qué vi en ti. -dijo él cuando estaba un poco más tranquilizado- Agradece que esté aquí a tu lado, porque sin mí no serías nada.
-¿Tú de qué coño vas? -pregunta Sara entrando en la cocina- A mi amiga no le hables así en tu vida, ¿te enteras?
-¿Qué coño haces tú aquí?  -preguntó él.
-Sara, será mejor que te vayas -murmuró Vanessa.
-Eso, tú hazle caso a tu amiga. -dijo él.
-Coño, ¡¿es que no te das cuenta?! -exclama Sara, ignorando el comentario del chico- ¡Te trata como a una mierda!
Fernando se acercó a Sara.
-Mira, tú no me conoces, así que me dejas en paz, ¿te enteras? -le amenazó cogiendo a la chica fuertemente por las muñecas.
Sara estaba asustada, pero mantenía la mirada firme. No quería que él se diera cuenta.
-Fernando, vete -susurró Vanessa, cuando se había levantado del suelo.
Él levantó la mirada y se giró.
-¿Qué?
-Fernando, vete, por favor -repitió- No puedo seguir con esto, necesito un tiempo, lo siento.
Fernando se fue hacia la puerta, la abrió, y antes de salir gritó:
-¡Iros todas a la mierda!
Sara corrió hacia la puerta y la cerró. Vanessa cayó al suelo de rodillas y comenzó a llorar. Sara intentaba consolarla, pero Vanessa seguía llorando.
Al final, Sara decidió llamar a su otra amiga, Daniela.

viernes, 3 de enero de 2014

Capítulo 15: 'Debió quedarse con la primera chica'

Capítulo 15: 'Debió quedarse con la primera chica'

Sara se despertó a la mañana siguiente, le dolía la cabeza y hoy tenía examen. Menos mal que no aceptó salir anoche con David y Daniela, si no, estaría mucho peor. Se levantó como pudo, perezosa. Se vistió y se maquilló. Se dejó el pelo suelto, al natural. Pese a estar en verano, tenía que ir al colegio, ya que no fue durante el período escolar. Decidió coger el coche, ya que así llegaría antes. Mientras conducía, pensó en Carlos. Tenía su teléfono, así que podría llamarlo en cualquier momento. Sara se dio cuenta de que ese chico le atraía bastante, pero no quiso comerse el coco. Ya le habían hecho mucho daño antes, y no quería que eso volviera a pasar.
Por primera vez, llegó tarde a clase. No quedaban sillas libres, por lo que se tuvo que sentar al final, al lado de un chico que intimidaba bastante. Intentó ignorarlo, no recordaba su nombre, pero le resultó imposible. Es verdad que el chico no molestaba. Se dedicaba, simplemente, a escribir en una libreta algo con una letra muy cuidada, que Sara intentaba leer. De todas maneras, el chico era antisocial, así que no habría nada más que hacer. Se sorprendió cuando la profesora les mandó a comentar un texto por parejas, y a Sara le tocó con el chico de al lado. Ella era muy tímida en ocasiones, y esta era una de esas ocasiones. Respiró hondo, y pegó su mesa a la del chico.
-Hola. Soy Sara. ¿Cómo te llamabas tú? -se presentó la chica.
El chico levantó la vista y la miró. Tenía unos ojos azules, muy azules, que intimidaban bastante. No le respondió. Volvió a inclinar la cabeza, y siguió escribiendo.
-Bueno, ¿crees que hizo bien Ale en cambiar a la chica con la que había pasado dos años, por otra? -preguntó, tratando de pasar por alto la ignorancia de su compañero.
-Sí. -se limitó a responder.- Dicen que si te enamoras de una persona después de haber conocido a otra, debes escoger la segunda, porque esa persona tiene algo que la primera no tuvo.
Sara se quedó sorprendida. No esperaba una respuesta tan elaborada del chico, y menos, una tan sabia.
-¿Y tú, qué piensas? -preguntó él.
-Que debió quedarse con la primera chica.
-¿Por qué?
-No sé. -dijo encogiéndose de hombros- Pero creo que la primera chica tiene algo que la segunda no sabrá darle, aunque sea una tontería. -razonó- Por cierto, no me has dicho tu nombre.
-Ale. -respondió él- Me llamo Ale.
El timbre que anunciaba el final de clase sonó, y todos se levantaron, incluido Ale.
-Nos vemos -le dijo a ella con una sonrisa.
-Adiós -sonrió ella.
Notó cierto calor en el estómago. ¿Se habrá enamorado? Esperaba que no, y menos de Carlos y de Ale al mismo tiempo. Debía aclararse.

miércoles, 1 de enero de 2014

Capítulo 14: '¿Y ahora me vas a besar?'

Capítulo 14: '¿Y ahora me vas a besar?'

Daniela estuvo hablando con David por teléfono. Lo echaba de menos. Desde el sábado no se habían vuelto a ver. Hoy estaban a martes, y ambos tenían que trabajar.
-¡Daniela, baja a ayudar! -la llamó su madre desde el bar.
-Te tengo que dejar, David. -se lamentó ella- ¿Podrás venir a verme al bar cuando salgas?
-No lo sé. Lo intentaré -dijo él- Te quiero.
-Y yo -dijo ella antes de colgar el teléfono.
Fue hacia su armario, y sacó su chándal. Se lo puso y se hizo una trenza. No le quedaba muy bien el pelo recogido, pero siempre se lo ponía así a la hora de trabajar. Si no, le molestaba.
Bajó a la planta de abajo, donde se puso su delantal y comenzó a atender a la gente.
Cuando ya llevaba unas dos horas, entró a la cocina, donde le cambió el trabajo a su abuelo. Ahora, ella cocinaba, y él era el camarero.
Daniela comenzó a sudar al estar tanto tiempo frente a la plancha, por lo que sintió asco de ella misma. Estaba friendo un huevo cuando su madre se le acercó.
-Hija, ahí fuera hay un chico que pregunta por ti.
-¿Por mí? -preguntó, extrañada. Al principio no sabía quién podía ser, pero después se dio cuenta de que seguramente sería David.- Vale. Voy arriba, y ahora vengo.
Cuando escuchó eso de su madre, dejó lo que estaba cocinando a cargo de su abuela y subió a cambiarse de ropa. Escogió una camiseta y unos shorts, acompañados de unas converse. y bajó al bar.
-¿Dónde está? -preguntó rápidamente a su madre.
-Fuera. -señaló ella.
Daniela salió al exterior, donde lo vio apoyado en una pared, con su cigarro. Cada vez que lo veía con el cigarro se le quitaba la imagen de príncipe azul que tenía de él. Lo importante es que le dijo que lo estaba dejando. Y no tenía razones para mentirle, ¿no? Se acercó a él, que iba a darle un beso en los labios, pero ella se retiró. David se extrañó. ¿Estaría Daniela enojada con él?
-¿Qué te pasa? -preguntó preocupado.
-Nada, es que no te quiero besar si acabas de fumar. Yo quiero saborear tu boca, no el cigarro. -explicó amablemente.
David sonrió y tiró el cigarro al suelo, después lo pisó.
-¿Y ahora? -preguntó él acercándose a ella.
Ella negó con la cabeza, divertida.
-Todavía te huele el aliento -dijo.
-Ah, entiendo -dijo él dándose media vuelta y sonriendo pícaramente.
-¿Te vas? -pregunta Daniela, preocupada.
-No. Sólo estoy pensando.... ¡En cómo cogerte! -exclamó yendo hacia ella mientras echaba a correr.
Daniela también echó a correr, mientras reía. Por desgracia, o por fortuna, él la alcanzó, y la cogió por la cintura mientras la levantaba del suelo. Ella se reía mientras gritaba. David la llevó en brazos hasta una acera donde no pasaba nadie. Sólo estaba alumbrada por la luz de una farola. Allí la soltó.
-¿Ahora me vas a besar? -preguntó él.
Daniela negó con la cabeza mientras sonreía. David suspiró y metió la mano en el bolsillo de su chaqueta. Sacó el capullo de una rosa roja y se la ofreció a Daniela.
-¿Y ahora me vas a besar? -volvió a preguntar él.
Daniela volvió a negar, pero cogió la rosa. Le gustaba este juego. La expresión de David se volvió seria. Daniela se mordió el labio preocupada. La verdad es que su expresión no podía dar más miedo. Él no se pudo resistir más y comenzó a acercarse a ella lentamente.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó ella, preocupada.
-Lo que llevo esperando dos días.
Dicho esto, cogió la barbilla de la chica, la levantó y la besó.
-Te quiero -susurró ella.
-Te amo -susurró él.- ¿Te apetece venir a la discoteca?
-¿Ahora? -David asintió.- No sé... ¿No tienes que trabajar mañana?
-Puedo hacer pellas, cariño. -dijo él con una expresión divertida.
-Te faltará el dinero a fin de mes. -razonó ella.
-Por pasar un momento contigo, moriría. -susurró.
-No quiero que hagas eso -dijo ella.
-¿Y si te prometo que iré a trabajar aunque me muera de sueño? ¿Vendrás?
-David...
-Por favor -dijo él agarrándole la mano- Por favor, ven.
-Está bien.... -aceptó ella al final.- Iré contigo. Ven, entra al bar.
-Vale.
David siguió a Daniela, que la condujo a la planta de arriba.
-Le voy a preparar algo en la cocina de arriba, ¿vale mamá? -preguntó Daniela subiendo por las escaleras- Luego nos vamos a ir, así que no me esperes despierta.
Irene asintió mientras sonreía.
Daniela subió con David a la planta de arriba. Ella le preparó una hamburguesa y se fue a su habitación a vestirse. Decidió ponerse algo así.
Se maquilló un poco y volvió a la cocina. David estaba fregando su plato y su vaso.
-Anda, deja eso, ya lo termino yo -dijo ella dirigiéndose hacia él.
-No, no -dijo él levantando los brazos para que la chica no pudiera alcanzarlo.- Tú me has dado comida. ¿Qué menos que fregar los platos?
-Pues me enfado -dijo ella cruzándose de brazos.
-Pues te beso -dijo él acercándose a los labios de ella.
-Pues me dejo besar -sonrió Daniela.

Capítulo 13: 'La necesito. Entiéndelo, entiéndeme'

Capítulo 13: 'La necesito. Entiéndelo, entiéndeme'

Después de la fiesta, Nerea acompañó a Álvaro a su casa. No había bebido, por lo que podía conducir el coche sin ningún problema.
Álvaro se bajó en el portal de su casa, y Nerea hizo lo mismo.
-¿Te lo has pasado bien? -preguntó él.
-Sí -respondió ella, abrazándole. Las lágrimas comenzaron a caerle por las mejillas.
-Eh, ¿qué te pasa? -preguntó pasándole un mechón detrás de la oreja.
-No quiero que nos separemos. -sollozó ella- Seré egoísta, pero no quiero que cumplas tu sueño. Quiero que pases toda tu vida junto a mí, y no quiero que haya fans tuyas de por medio.
-Te amo -dijo él cerca de su boca- Y ni nada ni nadie nos va a separar si no queremos. Nunca. Te lo prometo.
-¿Me quieres? -preguntó ella con un hilo de voz.
-No -negó él- Te amo. Te necesito. Te necesito para vivir. -dicho esto, la besó.- ¿Y tú, me quieres?
-No -negó- Te amo.
-Todo saldrá bien, ¿vale? -le convenció- Te lo prometo.
Ella asintió, y con otro beso más, se despidieron. Álvaro entró a su casa triste, se encontró a su madre en el salón, y al momento, ésta supo que él estaba preocupado. Se levantó y abrazó a su hijo.
-Oh, venga. ¿Qué te ha pasado? -le preguntó.
-Hoy he conocido a unos chicos, hemos formado una banda -dijo él- Si la banda triunfa, Nerea y yo nos tendremos que separar, y la necesito -dijo él mientras se le quebraba la voz.
-Me encanta Nerea, pero todavía eres joven, tienes toda la vida por delante.
-Mamá, la necesito. Entiéndelo, entiéndeme. -se limitó a decir.
-Si de verdad os amáis, la distancia nunca podrá con vosotros -coincidió su madre.- Anda, ve a darte una ducha y a dormir, ¿quieres? Verás como todo se soluciona -sonrió.
-Gracias, mamá