miércoles, 1 de enero de 2014

Capítulo 14: '¿Y ahora me vas a besar?'

Capítulo 14: '¿Y ahora me vas a besar?'

Daniela estuvo hablando con David por teléfono. Lo echaba de menos. Desde el sábado no se habían vuelto a ver. Hoy estaban a martes, y ambos tenían que trabajar.
-¡Daniela, baja a ayudar! -la llamó su madre desde el bar.
-Te tengo que dejar, David. -se lamentó ella- ¿Podrás venir a verme al bar cuando salgas?
-No lo sé. Lo intentaré -dijo él- Te quiero.
-Y yo -dijo ella antes de colgar el teléfono.
Fue hacia su armario, y sacó su chándal. Se lo puso y se hizo una trenza. No le quedaba muy bien el pelo recogido, pero siempre se lo ponía así a la hora de trabajar. Si no, le molestaba.
Bajó a la planta de abajo, donde se puso su delantal y comenzó a atender a la gente.
Cuando ya llevaba unas dos horas, entró a la cocina, donde le cambió el trabajo a su abuelo. Ahora, ella cocinaba, y él era el camarero.
Daniela comenzó a sudar al estar tanto tiempo frente a la plancha, por lo que sintió asco de ella misma. Estaba friendo un huevo cuando su madre se le acercó.
-Hija, ahí fuera hay un chico que pregunta por ti.
-¿Por mí? -preguntó, extrañada. Al principio no sabía quién podía ser, pero después se dio cuenta de que seguramente sería David.- Vale. Voy arriba, y ahora vengo.
Cuando escuchó eso de su madre, dejó lo que estaba cocinando a cargo de su abuela y subió a cambiarse de ropa. Escogió una camiseta y unos shorts, acompañados de unas converse. y bajó al bar.
-¿Dónde está? -preguntó rápidamente a su madre.
-Fuera. -señaló ella.
Daniela salió al exterior, donde lo vio apoyado en una pared, con su cigarro. Cada vez que lo veía con el cigarro se le quitaba la imagen de príncipe azul que tenía de él. Lo importante es que le dijo que lo estaba dejando. Y no tenía razones para mentirle, ¿no? Se acercó a él, que iba a darle un beso en los labios, pero ella se retiró. David se extrañó. ¿Estaría Daniela enojada con él?
-¿Qué te pasa? -preguntó preocupado.
-Nada, es que no te quiero besar si acabas de fumar. Yo quiero saborear tu boca, no el cigarro. -explicó amablemente.
David sonrió y tiró el cigarro al suelo, después lo pisó.
-¿Y ahora? -preguntó él acercándose a ella.
Ella negó con la cabeza, divertida.
-Todavía te huele el aliento -dijo.
-Ah, entiendo -dijo él dándose media vuelta y sonriendo pícaramente.
-¿Te vas? -pregunta Daniela, preocupada.
-No. Sólo estoy pensando.... ¡En cómo cogerte! -exclamó yendo hacia ella mientras echaba a correr.
Daniela también echó a correr, mientras reía. Por desgracia, o por fortuna, él la alcanzó, y la cogió por la cintura mientras la levantaba del suelo. Ella se reía mientras gritaba. David la llevó en brazos hasta una acera donde no pasaba nadie. Sólo estaba alumbrada por la luz de una farola. Allí la soltó.
-¿Ahora me vas a besar? -preguntó él.
Daniela negó con la cabeza mientras sonreía. David suspiró y metió la mano en el bolsillo de su chaqueta. Sacó el capullo de una rosa roja y se la ofreció a Daniela.
-¿Y ahora me vas a besar? -volvió a preguntar él.
Daniela volvió a negar, pero cogió la rosa. Le gustaba este juego. La expresión de David se volvió seria. Daniela se mordió el labio preocupada. La verdad es que su expresión no podía dar más miedo. Él no se pudo resistir más y comenzó a acercarse a ella lentamente.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó ella, preocupada.
-Lo que llevo esperando dos días.
Dicho esto, cogió la barbilla de la chica, la levantó y la besó.
-Te quiero -susurró ella.
-Te amo -susurró él.- ¿Te apetece venir a la discoteca?
-¿Ahora? -David asintió.- No sé... ¿No tienes que trabajar mañana?
-Puedo hacer pellas, cariño. -dijo él con una expresión divertida.
-Te faltará el dinero a fin de mes. -razonó ella.
-Por pasar un momento contigo, moriría. -susurró.
-No quiero que hagas eso -dijo ella.
-¿Y si te prometo que iré a trabajar aunque me muera de sueño? ¿Vendrás?
-David...
-Por favor -dijo él agarrándole la mano- Por favor, ven.
-Está bien.... -aceptó ella al final.- Iré contigo. Ven, entra al bar.
-Vale.
David siguió a Daniela, que la condujo a la planta de arriba.
-Le voy a preparar algo en la cocina de arriba, ¿vale mamá? -preguntó Daniela subiendo por las escaleras- Luego nos vamos a ir, así que no me esperes despierta.
Irene asintió mientras sonreía.
Daniela subió con David a la planta de arriba. Ella le preparó una hamburguesa y se fue a su habitación a vestirse. Decidió ponerse algo así.
Se maquilló un poco y volvió a la cocina. David estaba fregando su plato y su vaso.
-Anda, deja eso, ya lo termino yo -dijo ella dirigiéndose hacia él.
-No, no -dijo él levantando los brazos para que la chica no pudiera alcanzarlo.- Tú me has dado comida. ¿Qué menos que fregar los platos?
-Pues me enfado -dijo ella cruzándose de brazos.
-Pues te beso -dijo él acercándose a los labios de ella.
-Pues me dejo besar -sonrió Daniela.

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