Capítulo 21: 'Con la otra vez tuviste bastante, ¿no?
Daniela salió a la calle, y buscó a David con la mirada, pero no lo encontró.
-¡Bu! -le dijo él, sorprendiéndola por detrás.
-¡David! -exclamó ella- ¡Me has asustado!
-Lo siento, no quería asustarte -dijo él ocultando una risa.
A Daniela le sentó mal, así que se giró y comenzó a andar calle abajo.
-Eh, eh, espera. -dijo él riendo, todavía- Tú te vienes para acá que me tienes que dar mi beso.
La cogió del brazo delicadamente y tiró de ella hacía él. Daniela se quedó a escasos centímetros, y David tomó la iniciativa y le besó.
-¿Me perdonas? -le preguntó él, mirándola a los ojos.
-Sabes que me es imposible decirte que no -dicho esto, Daniela le cogió la cara con las dos manos y le volvió a besar.
-Te quiero -le dijo él.
-Y yo a ti -susurró Daniela.- Bueno, ¿cuál es el plan de hoy?
-Vamos a cenar a un sitio pijo.
Daniela rió.
-¿A un sitio pijo?
-Sí -confirmó él-, a un sitio pijo. Y después, vamos a ir a una discoteca. ¿Te parece bien?
Daniela asintió.
-Súper bien.
-Pues venga, vamos. -le dijo pasándole el brazo por la cintura.
Mientras caminaban hacia el restaurante, iban hablando sobre la banda que había formado David. Fue entonces cuando se enteró de que cada uno de los componentes era de una ciudad distinta. Álvaro era de Alcalá de Henares, Blas de Murcia, Carlos de Alicante, y Dani de un pueblo de Ciudad Real.
-Entonces, ¿tú y Álvaro sois de la misma ciudad, no? -preguntó Daniela.
-No. Yo soy de Granada -le corrigió- ¿No lo sabías?
-No. Pensaba que eras de aquí.
David rió.
-No. ¿No te has dado cuenta de mi acento andaluz?
-Sí, pero... ¡Yo que sé! -exclama ella.
David se rió, y Daniela se le unió. Estuvieron riendo juntos durante un largo tiempo.
-Ah, por cierto, ¿sabes que el padre de tu Dani vive en frente mía? -pregunta Daniela al cabo de un tiempo.
-¿Sí? -preguntó él- Entonces, ahora mismo tienes a Dani en frente de tu casa, ¿no?
-Sí -confirmó ella- Pero, David, no va a pasar nada, es solo un amigo -le dijo con un tono de inquietud.
-Que no pasa nada, de verdad. Tienes derecho a tener amigos, ¿no? -dijo él- Aquí es.
Entraron al restaurante, y fueron hacia la mesa que David había reservado previamente.
Al rato, un camarero vino y les tomó nota. Al ser una pizzería, pidieron una pizza para los dos. La escogieron de cuatro quesos. Podía parecer que el lugar era común y de barrio, pero no era así, era un establecimiento muy cuidado y muy pijo, como diría David.
Cuando habían terminado de cenar, David pagó la cuenta, y salieron del establecimiento poniendo rumbo a la discoteca.
Pusieron Hot, de Inna, una canción que le encantaba a Daniela, que arrastró a David a la pista de baile y le obligó a bailar. Él sentía vergüenza, porque decía que bailaba fatal, pero ella insistía.
-¡Bailas bien, David! -dijo ella.
Él rió ante el comentario de la chica.
-Si bailar bien es hacerlo de forma diferente a los demás, entonces lo hago bien.
-A lo mejor todos bailan mal, y tú eres el único que lo hace bien -reflexionó Daniela.
-Entonces tú también bailas mal, ¿no?
-No, no, yo bailo muy muy bien -dijo ella sonriendo.
-Anda, ven aquí, bebé.
Se abrazaron en mitad de la pista, y ambos se dieron cuenta de lo mucho que se querían, de lo que se necesitaban mutuamente. Se separaron a la vez.
-Voy a por una bebida. -dijo David- ¿Quieres algo?
-No, no, voy yo, que tú has pagado la cena.
-¿Y cuántas veces me la has hecho tú a mí? -preguntó él.
-¿La cena? -preguntó pícara.
-Nena, no empieces, que es muy tempranito -se sonrojó.
Daniela soltó una carcajada.
-Vale. Muchas, pero da igual, yo pago las bebidas. ¿Qué quieres?
David se lo pensó un instante, y eligió un cubata. Ambos sonrieron a la vez, ya que ésa fue la bebida que hizo que se conocieran.
-¿Tú qué te vas a pedir? -preguntó él.
-Un malibú piña. -sonrió- Es que no me quiero pasar hoy...
-Sí, con la otra vez tuviste bastante, ¿no? -rió él.
-Qué gracioso que eres, David.
David entró a su casa un poco mareado, apoyado en el hombro de Daniela.
-Menos mal que era yo la que no me tenía que pasar como la última vez -dijo Daniela.
-Tampoco me he pasado tanto -dijo él.
-No, no. -dijo irónica.- Anda, ve a darte una ducha, que yo voy destapando la cama y tal.
-¿Te vas a quedar a dormir? -preguntó él.
-No sé... -dijo, indecisa.
-Quédate, por favor. -le dijo.- Por favor, anda, ¿vale?
-Está bien... -aceptó al fin.
-Gracias, te amo -dijo él- Te amo.
Comenzó a besarla, y Daniela siguió el beso. Recordó lo que David le dijo la primera mañana después de que dormieran juntos: 'No me aprovecho de las chicas inconscientes', así que se apartó.
-No -dijo él- No pares. Sigue, por favor.
-Pero, estás...
-Estoy bien, de verdad. -aseguró- Por favor, no pares ahora.
Daniela miró sus ojos, y comprobó que lo decía en serio, así que siguió besándolo.
David acarició el cuello de Daniela, y la trajo hacia sí, besándola con fuerza. David subió a Daniela a su cintura, y la 'acorraló' contra la pared. Seguían besándose, mientras Daniela desabrochaba la camisa de él, y él acariciaba y olía el pelo de ella. Daniela se acercó al cuello de David y lo besó con fuerza, haciendo que él se estremeciera. Ambos querían que volviera a pasar lo de la última vez, lo de aquella vez, la primera vez de ella, y otra más de él.
David incorporó otra vez a Daniela sobre su cintura, y entre besos y caricias, fueron a su habitación.
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